Investigan en La Plata un presunto delivery de balas

El jueves atraparon a un adolescente con una caja de 45 municiones calibre 25.

operativo-delivery-de-balasDe los operativos que terminan con el secuestro de cantidades magras de droga, algunas balas o un par de armas se nutren las crónicas breves que sirven de complemento a las que cuentan historias más trascendentes, como un golpe comando o un asesinato en mitad de un robo, un ajuste o un rapto (por furia o por plata). La ironía radica en que buena parte de estos casos se nutren de aquella droga, balas o armas. La punta del iceberg, echando mano a una vieja metáfora.
El miércoles pasado un joven de 18 años fue detenido en Villa Elvira por policías que quisieron identificarlo y tuvieron que perseguirlo a lo largo de varias cuadras, hasta interceptarlo. En un principio les llamó la atención semejante resistencia, ya que los sistemas no detectaron que el muchacho tuviera un pedido de captura o que la moto en la que andaba fuera robada. No tardaron en descubrir que lo que lo motivó a escapar fue aquello que había descartado unos metros antes de caer: una caja de cartuchos 25.
Con la sospecha de que el joven se dedicaba a vender balas por delivery, los policías de la comisaría Decimosexta lo llevaron demorado a esa seccional. Ayer lo indagó la fiscal de Flagrancia y se esperan para las próximas horas distintos operativos que complementen el primero, para determinar, básicamente, “quién le proveía las municiones y cómo era el circuito de venta”, explicó un jefe policial.
Como anticipó este diario en su edición de ayer, el procedimiento que terminó con un adolescente de 18 años tras las rejas comenzó cerca de las 17.30 del miércoles, cuando efectivos de Villa Ponsati que patrullaban esas calles lo vieron pasar en una moto negra 110. No fue tanto por el estado destartalado del rodado ni por el hecho de que no tuviera puesta la patente que los policías decidieron identificarlo.

EN FUGA

“Ya lo habían visto pasar varias veces, como si estuviera cumpliendo con un reparto”, recordó la misma fuente, sin pasar por alto que la motito Honda Wave no tenía la caja que suelen tener las de delivery, y su conductor “se tomaba la cintura como escondiendo algo o sujetando algún elemento”.
Trataron de interceptarlo en 76 y 116. Pero no pudo ser. Es que al ver el patrullero el adolescente apretó el acelerador en vez del freno, arrancando la persecución que se desarrolló por la calle 76 hacia 7 y desde ahí por las distintas arterias por las que tomó el motociclista.
Calles de tierra y calles cortadas, “poniendo en riesgo su integridad y las de quienes se cruzaban con él”, agregó el jefe del operativo. Después de unas cuantas cuadras, y de acuerdo a la versión oficial, el joven “arrojó un elemento en 78 bis y 116”, poco antes de ser atrapado en 78 bis casi 117.
Mientras se sumaban móviles de apoyo, los policías requisaron al joven sin encontrarle nada. Cursaron sus datos por la base operativa. Y no detectaron pedido de captura. Tampoco la moto. Fueron entonces al sitio donde había descartado “algo”, encontrando allí una caja de cartón con 45 cartuchos intactos calibre 25.
El adolescente vive solo, en Berisso. Y argumentó que “se gana la vida haciendo tatuajes”, dijo un investigador. La investigación sigue, en busca de algo más que la punta de un pequeño iceberg.