Una familia está luchando para que IOMA reconozca la posibilidad de un implante para Joaquín, un niño de 7 años con posibilidades de volver a oír. El argumento es que cubrieron un transplante previo y que, al prender el audífono, no funcionó. La empresa que vendió el insumo y los profesionales que operaron al niño también los dejaron solos.
IOMA está en un momento muy especial. Después de las denuncias por la falta de pago a proveedores de los medicamentos oncológicos, de las que dimos cuenta en N&P la semana pasada, se suma un caso realmente escalofriante.
Se trata de la familia Longinotti, que está luchando desde hace tiempo para que Joaquín, su hijo de 7 años, con hipoacusia profunda, pueda tener un transplante que le permita escuchar. La obra social se niega a prestar este servicio argumentando que ya cubrieron un primer implante.
Los padres, Laura y Marcelo, hablaron a través del portal BerissoCiudad y relataron cómo sobrellevan el padecimiento de su hijo. Comentaron que el primer transplante fue realizado en marzo de 2008, pero después de encendido el implante, un mes más tarde dejó de funcionar: “nos mandan a Capital Federal con la gente que provee el equipo, la empresa Cocler, cuyo representante en Argentina es Tecnosalud. La empresa dijo que el equipo funciona y que se evalúe al nene. Ahí se lo evaluó psiquiátricamente, psicológicamente y por último biológicamente. El nene estaba psíquica y psicológicamente bien”. Luego agregaron: “nos derivaron al Dr. Diamante, en Capital. Nos solicitaron la resonancia magnética; para hacerla, hubo que sacar el dispositivo entero. Entonces, Diamante sugirió retirar la parte interna, dejar un electrodo y ahí Cocler decidió llevarlo a Australia para poder analizarlo. Al hacer la tomografía se supo que Joaquín tenía nervio en el oído izquierdo pero no en el derecho”.
El calvario para la familia no terminó ahí, porque los estudios continuaron: “después de hacer muchas evaluaciones, los profesionales explicaron que si el equipo funcionaba el nene tendría que escuchar. Cuando hicimos la audiometría vimos que Joaquín tenía respuesta, tanto con el equipo como sin él. Y, cuando el doctor vio el estudio, se asombró y pidió hacer un reimplante”.
Esta misma sugerencia médica fue trasladada a IOMA, pero la respuesta no fue la esperada. “Al presentar los papeles en IOMA, se nos rechazó el pedido porque cubrieron un primer implante que tenía garantía de 10 años, por lo cual se tenía que hacer cargo la empresa que brindó el equipo. Ante esto tuvimos que acudir a una abogada, la Dra. Mariela Garay, para presentar un amparo. Ella presentó el amparo en noviembre; en diciembre nos citaron a una audiencia y IOMA no apareció porque aparentemente no había sido notificada”.
Las audiencias se sucedieron con la presencia de Laura y Marcelo, hasta que en una tercera reunión fueron atendidos por el secretario, que se quedó sin respuestas: “el tema es que el juez, en vez de demandar a IOMA hizo una demanda contra Tecnosalud, que es quien provee el equipo”, indicaron indignados los padres de Joaquín.
Toda esta papelería y burocracia termina atentando contra el niño: “tenemos que hacer el implante sí o sí este año, porque a medida que pasa el tiempo se reduce la posibilidad de que llegue al habla. 7 años es el máximo para que él pueda hablar, y en octubre de este año cumple 8”.
La situación se vuelve apremiante y los costos cada vez más difíciles de alcanzar. El equipo que se implantará cuesta 18.500 dólares, mientras que la cirugía cuesta unos 28.000 pesos. En total, se necesitan 130.000 pesos. A todo esto se suma el hecho de que la empresa Cocler también desapareció, al igual que el primer médico que operó a Joaquín.
“Estamos pidiendo una nueva posibilidad porque Joaquín tiene resto auditivo”, indicaron los padres. Y agregaron, respecto a la posibilidad de que la obra social responda negativamente a la solicitud, que: “no sabemos qué hacer, porque estamos luchando contra la marea. Nosotros no somos nadie contra ellos; se está hablando mucho de garantías, pero Joaquín no puede esperar más. Todo el tiempo que le sacaron, ¿quién me lo devuelve?”
Mientras tanto, hay que esperar la respuesta de IOMA, obra social que se niega a cumplir con sus obligaciones como prestataria. La familia no descarta la posibilidad de realizar una colecta para conseguir los fondos necesarios: “escuchar, para él, sería como volver a nacer. Si todo va bien con el implante, Joaquín va a escuchar y va a poder hablar”.