La policía repelió con gases el intento de cientos de personas de saltar la valla; Croacia es la primera ruta alternativa.
La violencia irrumpió ayer a las puertas de la Unión Europea (UE) cuando las fuerzas de seguridad húngaras reprimieron a cientos de inmigrantes que intentaron entrar al país por una valla de seguridad en la frontera con Serbia, que elevó la tensión con su vecino al decidir reforzar sus puestos fronterizos con más policías.
El cierre de los pasos fronterizos húngaros, que se convirtió en las últimas semanas en la principal vena del flujo migratorio procedente de Medio Oriente, obligó a decenas de miles de refugiados del otro lado de los Balcanes a analizar nuevas rutas de ingreso en la UE, una opción que transferiría la presión a otros sectores fronterizos del bloque y que implicaría nuevos riesgos para los recién llegados.
Los exasperados migrantes del lado serbio, inmovilizados desde anteayer, arrojaron botellas de plástico a las filas de agentes antimotines y gritaron consignas por la reapertura de la frontera. La policía respondió con gases y chorros de agua, sin que se registraran heridos de gravedad pese a la brutalidad de la respuesta.
Algunas mujeres se abrieron paso a la primera fila con bebes y chicos en brazos, en una aparente súplica de piedad, pero nadie logró cruzar la valla metálica. La policía informó que 14 agentes sufrieron heridas y dos de ellos fueron hospitalizados, pero no dio detalles sobre lesiones entre los refugiados. Según estimaciones de la televisión pública M1, unos 150 inmigrantes sufrieron heridas en el choque con los agentes.
El incidente tuvo lugar en un pequeño cruce fronterizo en Horgos, a poca distancia del cruce principal a Hungría.
Las nuevas leyes húngaras, vigentes desde anteayer, prevén penas de entre uno y tres años por el cruce ilegal de la frontera, que pueden elevarse hasta los cinco años si se daña la valla construida en los últimos meses en la frontera con Serbia para detener la inmigración.
Las autoridades serbias, por su parte, anunciaron el envío de fuerzas policiales para apartar a los refugiados de la valla y evitar agresiones a los uniformados húngaros desde suelo serbio. Sin embargo, Belgrado protestó enérgicamente por la brutal represión de las fuerzas húngaras.
“Haremos lo posible para que no haya más incidentes, pero nos gustaría que los colegas húngaros actuaran con menos agresividad hacia los inmigrantes. Entonces sería más fácil controlar la situación”, indicó el Ministerio del Interior serbio en un comunicado.
ABRUPTO FRENO
Las medidas aplicadas por Hungría, cuyo gobierno conservador se muestra hostil hacia la ola migratoria, cambiaron sustancialmente el escenario de los últimos días y ayer las autoridades interceptaron a unos 300 refugiados que entraron en el país de una manera ilegal, mientras que en los días anteriores ese número había llegado a las 10.000 personas.
Los pasos fronterizos de Hungría eran hasta ahora la principal vía de ingreso de los miles de inmigrantes y refugiados, que cruzan primero a Grecia por mar y luego caminan a través de la península balcánica para llegar a la zona de libre circulación de la UE.
Los refugiados que atravesaban los Balcanes dijeron que estaban buscando nuevas rutas para ingresar en la UE, como Croacia o Rumania, ambos miembros del bloque, pero que no forman parte de la zona de libre circulación.
Ese giro despertó las alarmas en Zagreb, la capital croata, que inmediatamente dispuso un operativo integrado por decenas de expertos que desempolvaron viejos mapas de las guerras de los Balcanes de la década de 1990 para identificar campos minados cruzados por las eventuales rutas de tránsito de los migrantes.
Cientos de ellos, algunos de los cuales se identificaban como iraquíes, iniciaron ayer ese camino por los campos cerca de la frontera oficial de Sid, cruzando entre Serbia y Croacia. Las personas llegaron en ómnibus desde el pueblo serbio de Presevo. Por lo menos 10 ómnibus con migrantes habían salido de Presevo en la noche hacia Sid.
La presidenta croata, Kolinda Grabar, convocó un consejo de seguridad nacional para hablar de la crisis migratoria, mientras que el primer ministro, Zoran Milanovic, aseguró que su país no impedirá el paso de esas personas. En este contexto, Francia advirtió ayer que está dispuesta a reimplantar los controles en sus fronteras en función del desarrollo de la crisis de refugiados. “No dudaremos en volver a hacerlo, como permiten las normas Schengen, cuando las circunstancias lo requieran, y si es necesario en los próximos días o semanas”, dijo el premier Manuel Valls.
Alrededor del 80% de los franceses está a favor del retorno de los controles fronterizos, según una encuesta realizada por BFM-TV.
DE LA ZANCADILLA A LA HOSPITALIDAD
El refugiado sirio al que una periodista húngara le hizo una zancadilla cuando cruzaba la frontera con su hijo en brazos vivirá en un suburbio de Madrid después de que una academia de fútbol española le ofreció vivienda y trabajo. “Osama Abdul Mohsen y su hijo Zaid llegaron ayer por la noche a Madrid”, dijo Luis Miguel Pedraza, director del Centro Nacional de Formación de Entrenadores (Cenafe), la institución que lo ayudará a instalarse en Getafe, en las afueras de la capital española.