Se ha convertido en el primer país europeo en adoptar esta medida.
El pasado jueves, el Parlamento italiano aprobó una legislación que prohíbe la fabricación y comercialización de alimentos sintéticos, convirtiéndose en el primer país europeo en adoptar esta medida.
Esta normativa, promovida por el Gobierno liderado por Giorgia Meloni, se basa en argumentos sobre posibles desigualdades nutricionales que se podrían generar y la ausencia de investigaciones científicas sólidas respecto a estos alimentos. Esta postura ha generado controversia en la oposición, que subraya la importancia de contar con evidencia científica antes de aplicar una prohibición total.
La comida sintética, producida en laboratorios, incluye ejemplos como la carne cultivada. El proceso consiste en seleccionar células madre, alimentarlas y, después de tres a seis meses, cosecharlas.
Los críticos de la ley argumentan que podría infringir el principio de libre circulación de mercancías en la Unión Europea si también prohíbe la comercialización de alimentos sintéticos producidos en otros países.
La ley que prohíbe la comercialización de estos alimentos contempla multas que van desde los 10.000 hasta los 60.000 euros, o el 10% del volumen de negocios en el caso de ingresos superiores a 60.000 euros.
El ministro de Agricultura, Francesco Lollobrigida, destacó la intención del Gobierno de proteger la salud pública y evitar desigualdades sociales relacionadas con los alimentos sintéticos.
Por otro lado, el ministro de Sanidad, Orazio Schillaci, argumentó que en la actualidad no existen estudios científicos concluyentes sobre los efectos de estos alimentos, y que la decisión busca salvaguardar el patrimonio y la cultura del país, fundamentados en la “dieta mediterránea”.