Jacob Ryten: “La credibilidad del Indec aún es cero; crear un IPC en 60 días es ridículo”

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Para el ex viceministro del instituto de estadísticas de Canadá y autor del manual de la organización estadística de la ONU, “nadie sabe qué datos quedarán contaminados”

La crisis retornó al Indec. Luego del nuevo desplazamiento de Graciela Bevacqua por la polémica sobre los tiempos de elaboración de un índice de inflación oficial, la incertidumbre envuelve nuevamente las cifras que publicará el organismo en el futuro. Anteayer, el director del Indec, Jorge Todesca, adelantó que el instituto difundirá en junio el primer dato de inflación, aunque advirtió que la serie no contendrá las variaciones del primer trimestre -en el que con más ímpetu impactaron la devaluación, la quita de retenciones y la suba de tarifas- y que, por lo tanto, no habrá inflación interanual.
“La idea de crear un IPC ab ovo (desde cero) en sesenta días es ridícula”, afirma a LA NACION Jacob Ryten, ex viceministro del instituto de estadística de Canadá, autor del manual de la organización estadística de la ONU y uno de los ideólogos del índice de inflación que regía antes de la intervención de Guillermo Moreno en el Indec, en 2007.
“Hubiera dicho que 13 meses, en una situación de emergencia, era un mínimo para crear un IPC de carácter oficial”, agregó. No obstante, recomendó hacer una medida provisoria que -aclaró- no podría tener el carácter legal de un IPC. Dicho eso, cuestionó la salida de Bevacqua y dijo: “La credibilidad del sistema estadístico argentino es todavía cero”.
-El Gobierno criticó que Bevacqua dijera que son necesarios ocho meses para hacer un IPC. ¿Es preciso tanto tiempo?
-Para hacer un índice oficial de precios al consumidor, que sirva para fines de indexación, que dé la pauta sobre la tasa de inflación, que explique los bienes y servicios que impulsan la variación del índice general y que tenga aceptación por todos los agentes económicos, ocho meses es menos que poco. Un instituto de estadística bien constituido, con capacidad de programación, capacitación y ejecución, aceptado por todos los elementos sociales conscientes de la necesidad de tener un IPC irreprochable, trabajando sin presiones políticas indebidas y empezando de cero hubiera dicho que 13 meses, en una situación de emergencia, era un mínimo para crear un IPC con carácter oficial. Esto es lo que recomendaría a los institutos estadísticos de Canadá o de Australia.
-¿Es creíble un dato de inflación elaborado en dos meses?
-Claro que no. Salvo si el apuro con que se prepara el índice se constituye en una marca de la virilidad del autor. En los países que dan la pauta de lo que se debe hacer para medir la inflación y de lo que no se debe hacer en un instituto de estadística, la idea de crear ab ovo un IPC en sesenta días es ridícula.
-¿No se puede hacer un IPC de emergencia o provisorio?
-Se puede y se debe proponer una medida provisoria. Yo la califico como inteligencia económica, que puede ser de calidad excelente, rápida y no incómoda desde el punto de vista del informante. Pero nunca tendrá el carácter legal de un IPC que sirva, por ejemplo, para fines de indexación.
-¿Qué necesita el Indec para volver a ser creíble y confiable?
-Más bien, ¿qué tipo de dirección, comportamiento y de personal se requiere para que el Indec vuelva a ser una institución profesional, capaz, conocedora de sus responsabilidades frente al Gobierno y a la sociedad y no un circo ambulante sin dirección, voluntad o rumbo? La selección tiene que ser parte de un proceso transparente y también creíble. El Gobierno adoptó un proceso deplorable y no le resultó.
-¿Cree que Graciela Bevacqua estaba capacitada para hacer un índice de precios?
-Nadie dijo que Bevacqua sabía o no cómo organizar un operativo para calcular periódica y previsiblemente un IPC. El motivo del desplazamiento fue su inflexibilidad. Esto se refiere, sin duda, al hecho de que no sabía cómo calcular un IPC a partir de la nada en menos de ocho meses. Yo tampoco sé cómo hacerlo. Creo que ocho meses fue una concesión a las presiones políticas muy arriesgada. Un IPC es un bien público, hecho con métodos transparentes, comparable con índices elaborados con métodos aceptados en otros países. Requiere capacitación, documentación y aceptación. Sin esos elementos carece de credibilidad y deja de ser efectivo. La credibilidad del sistema estadístico argentino es todavía cero. Nadie sabe qué datos básicos quedarán contaminados por casi una década de falseamiento. Por lo tanto, todo tiene que ser cuestionado y es necesario hacerlo antes y no después de su publicación.
-¿Qué impacto tuvo el desplazamiento de Bevacqua en la comunidad estadística internacional?
-Creí que una vez terminada la gestión anterior el funcionamiento de las instituciones profesionales tales como el Indec regresaría a su estado normal, es decir, a un estado en que las consideraciones técnicas no iban a ser modificadas por imperativos políticos. Bajo ese razonamiento no hay diferencia entre el Indec, el Observatorio Astronómico o la Comisión Nacional para la Energía Atómica. Parece que, una vez más, los imperativos políticos superan las condiciones objetivas en que debe funcionar el aparato estatal. Quiero creer que a nivel internacional las preocupaciones son similares o idénticas a las mías. Hace tres semanas el clima era muy distinto. La comunidad estadística internacional tenía confianza en Bevacqua. No había razón para dudar de la integridad del director [Todesca] o de la prudencia y equilibrio de los principales usuarios a nivel político. Pero parece que no era más que una ilusión.