Japón da un giro polémico y abre la puerta de su industria a obreros extranjeros

El gabinete del primer ministro japonés, Shinzo Abe, aprobó el viernes un proyecto de ley para abrir las puertas a más obreros extranjeros en sectores que luchan contra la escasez de mano de obra, un giro polémico en un país hasta ahora muy comedido en sus políticas de inmigración.

El debate sobre los inmigrantes está subiendo de tono en Japón en un momento en el que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha convertido el tema en una cuestión clave para las elecciones al Congreso estadounidense de la próxima semana.
La inmigración ha sido durante mucho tiempo un tema tabú en Japón, ya que muchos ciudadanos valoran la homogeneidad étnica, pero la realidad de una población que envejece está desafiando esta visión del mundo.
A pesar de los recelos en el Partido Demócrata Liberal de Abe (LDP), es probable que el parlamento adopte los cambios ante la intensa presión de las empresas que luchan contra los niveles de mano de obra más bajos en décadas, aunque los partidos de la oposición podrían demorar el proceso.
La ley revisada crearía dos nuevas categorías de visados para extranjeros en sectores con escasez de trabajadores. Si bien no se detallan, se espera que sean más de una docena, desde agricultura y construcción hasta hoteles y atención sanitaria.
El ministro de Justicia, Takashi Yamashita, descartó el jueves un tope numérico, pero los medios de comunicación dijeron que se podría permitir la entrada de 500.000 obreros con el tiempo, un 40 por ciento más de los 1,28 millones de trabajadores extranjeros que ahora forman el 2 por ciento de la fuerza laboral.
Los trabajadores en la primera categoría del visado deben tener un cierto nivel de cualificación y dominio del idioma japonés. No se les permitiría traer a familiares para una estancia de hasta cinco años.
Pero los de cualificación más alta, en la segunda categoría, podrían traer familia y eventualmente obtener la residencia.
Japón ha aceptado cada vez más la mano de obra extranjera, pero se ha centrado en los profesionales y en los muy cualificados.
En el caso de los trabajadores de la industria, los empresarios recurren en gran parte a un sistema de “aprendices técnicos” y estudiantes extranjeros que trabajan a tiempo parcial, unos resquicios legales de los que las empresas abusan según los críticos.
“Hoy en día es bastante difícil para los extranjeros obtener (…) empleos como guardias de seguridad”, dijo Shigeki Yawaya, director de seguridad en la firma Executive Protection Inc, que ha dado trabajo a no japoneses durante más de una docena de años. “Se acercan los Juegos Olímpicos y el Gobierno está trabajando en la entrada de turistas, así que a nosotros nos gustaría contar con más extranjeros también”.
Los diputados del PLD aprobaron la ley después de un acalorado debate del partido. Muchos expresaron su preocupación por la delincuencia y un efecto negativo en los salarios. Los políticos de la oposición acusan al Gobierno de apresurarse indebidamente sin proteger los derechos de los trabajadores extranjeros.
Abe ha dicho que los cambios no constituyen una “política de inmigración”, posiblemente con la intención de no irritar a sus partidarios conservadores. Muchos expertos difieren.
“Creo que se trata de un cambio de facto hacia una política de inmigración”, dijo a Reuters Hidenori Sakanaka, exjefe de la Oficina de Inmigración de Tokio.
El diminuto partido nacionalista Japón Primero ha protestado contra los cambios por razones como el miedo a que los extranjeros tensen los servicios de asistencia social y aumenten las tasas de delincuencia, según dice en su sitio web.
Sin embargo, una encuesta reciente realizada por el periódico Yomiuri mostró que el 51 por ciento de los votantes japoneses favorecía la entrada de más trabajadores extranjeros no cualificados y un 43 por ciento estaba a favor de reconocer la “inmigración”, casi el mismo porcentaje que los que se oponían.
“Creo que es algo bueno siempre que haya un sistema de apoyo para los extranjeros”, dijo Yoshio Sai. “Me gustaría que también pudieran ofrecer más oportunidades de trabajo para nosotros, los ancianos”.