El hombre más rico del mundo, propietario de Amazon y de la empresa de cohetes Blue Origin, detalla su proyecto que incluye alunizar en menos de cinco años.
“Este es un vehículo increíble y va a ir a la Luna”, ha dicho Jeff Bezos, la persona más rica del mundo, al desvelar, en un auditorio de Washington con la hiperproducida puesta en escena habitual de las presentaciones de los gurús tecnológicos, una maqueta de nave para alunizar. “Es hora de regresar a la Luna, pero esta vez para quedarnos allí”, ha dicho.
El artefacto ha sido bautizado como Blue Moon. Es una especie de plataforma, con una esfera blanca dentro y cuatro patas como de arañas. Contará con un motor llamado BE-7, diseñado para realizar todas las complicadas maniobras que requiere el alunizaje. Llevan tres años trabajando en el diseño y el motor estaría listo para ser probado este mismo verano. El objetivo es que el Blue Moon llegue al polo sur de la Luna antes de 2024. La nave, ha asegurado Bezos, tiene ya seis clientes, incluidas instituciones académicas.
El fundador de Amazon, propietario también de la empresa espacial Blue Origin, uno de los actores de la efervescente carrera espacial privada, recoge así el guante del vicepresidente Mike Pence, que animó recientemente al sector al marcar el objetivo de mandar de nuevo astronautas a la Luna desde suelo estadounidense antes de 2024. Bezos no ha dado ninguna fecha para el primer lanzamiento de su vehículo, pero ha dicho que estaría listo para cumplir con ese objetivo marcado por la Administración de Donald Trump. El año pasado, Blue Origin recibió 13 millones de dólares de la NASA para trabajar en la tecnología de una nave para alunizar. La agencia espacial estadounidense ha delegado en las empresas privadas su objetivo de enviar astronautas a la Estación Espacial Internacional (y no depender de que los lleven los rusos), así como el envío de experimentos científicos a la Luna.
Bezos ha dibujado en su discurso su sueño futurista, consistente en billones de seres humanos viviendo no solo en lunas y planetas, sino en colonias espaciales. “Sería una civilización increíble”, ha dicho el empresario, que creció emocionando con las hazañas de la NASA desde que era un niño de cinco años, hasta que el destino, y el ojo para los negocios, puso en sus manos la posibilidad de participar en el gran sueño del espacio. “Nunca pensé que tendría los recursos para empezar una compañía espacial”, reconoció en una entrevista en The New York Times, “hasta que gané un billete de lotería llamado Amazon”. En 2017 anunció que vendería cada año mil millones de dólares en acciones de Amazon para financiar su sueño espacial.
Bezos creó Blue Origin hace nada menos que 20 años, y en 2005 ya empezó a desarrollar cohetes espaciales. Durante años, los avances de su proyecto han acontecido rodeados de misterio, en un silencio apenas roto por esporádicos tuits y vídeos de exitosos lanzamientos.
El mismo misterio rodeó al anuncio de este jueves. El 26 de abril, Blue Origin lanzaba un enigmático tuit. Una imagen del Endurance, el barco en el que Ernest Shackleton zarpó hacia la Antártica en 1914, acompañada de cuatro dígitos: “5.9.19”. El 9 de mayo de 2019, la fecha de este jueves. La expedición del Endurance fracasó, pero su hazaña es símbolo de la épica exploradora. El escueto mensaje fue suficiente para hacer salivar a los aficionados al espacio y a la aventura: Shackleton da nombre a un cráter en el polo sur de la Luna, donde se cree que existe hielo, cuyas moléculas de agua podrían ser separadas en hidrógeno y oxígeno para fabricar combustible para cohetes que explorarían desde ahí nuevas fronteras (despegar de la Luna requiere mucha menos energía que hacerlo desde la Tierra).
Asegura Bezos que su sueño, igual que el de Elon Musk, el otro multimillonario metido de lleno en la carrera espacial privada, va más allá del mero negocio. Se trata del futuro de la humanidad. El consumo de energía es insostenible, pero hay mucha energía disponible en otros lugares del sistema solar. Sueña, al parecer, con trasladar toda la industria pesada al espacio.
De momento, los planes son menos ambiciosos, por decirlo de alguna manera. A medio plazo está el turismo espacial. Viajes cortos desde su centro de operaciones en Texas, no solo para satisfacer los caprichos de otros millonarios, sino para poder hacer docenas de lanzamientos al año que permitan avanzar en la tecnología para viajes a la Luna. Hasta ahora, Blue Origin ha hecho 11 lanzamientos. Y espera hacer los primeros viajes al espacio tripulados antes del final de este año.