El secretario general de Capitanes de Pesca criticó con dureza el conflicto en la pesquería de langostino, alertó sobre el colapso de la obra social del sector y denunció una parálisis sin sentido que afecta a miles de trabajadores y a la economía del litoral marítimo.

En un contexto de profunda crisis para la industria pesquera nacional, el secretario general del Sindicato de Capitanes de Pesca, Jorge Frías, manifestó su preocupación por la violencia gremial, el colapso de la obra social del sector y la falta de respuestas tanto del empresariado como del Gobierno Nacional.
“Parecía que íbamos por un camino de cambios positivos, con un nuevo sindicalismo dialoguista. Pero hemos retrocedido”, señaló Frías en la 99.9. “Ya vamos por el cuarto mes de paralización total en la actividad del langostino congelado a bordo, y la realidad es muy dura para nosotros”, advirtió.
Frías explicó que el conflicto comenzó cuando “el sector empresario planteó que el negocio cambió”, principalmente por el contexto internacional y las exigencias impositivas locales. “No puedo discutir los fundamentos del sector empresario porque no tengo una estructura como para hacer un análisis real del negocio. Pero también el sector trabajador se agarra de precios de supermercados en España. Me parece poco serio que se discuta así”, cuestionó.
A pesar de esa falta de acuerdo general, Capitanes de Pesca logró consensuar con las empresas: “Nosotros no hicimos un acuerdo que nos dé satisfacción, hicimos el acuerdo posible. Eso fue lo que disparó la reacción violenta de otros gremios, como SOMU y SIMAPE, que no lo vieron con buenos ojos”, relató.
Frías también destacó la presión impositiva que sufren los trabajadores: “Planteamos al Gobierno suspender el impuesto a las ganancias. Eso nos permitiría entendernos mejor con el sector empresario. Pero no fue posible. Hablábamos de una suspensión transitoria, no de eliminación. Ya salimos a trabajar con un 35% negativo”, subrayó.
Para el dirigente, no hay lógica en tener una industria parada de esta magnitud: “No se puede celebrar que 50 trabajadores estén activos cuando más de 4.500 están parados. Hay una fantasía de que se reactivó la actividad, pero la realidad es otra. Dos barcos no pueden ser motivo de celebración”, afirmó.
Además, hizo hincapié en las consecuencias sociales de la inactividad: “Esta actividad ya venía parada desde octubre o noviembre del año pasado. Si no se sale a capturar en los dos meses biológicamente viables que nos quedan, van a estar más de un año sin llevar sustento a su casa. Es terrible esto”, alertó.
Frías no descartó que haya intereses políticos detrás del conflicto: “Sin duda hay cuestiones de fondo, políticas. Hay elecciones por delante, y probablemente esto tenga que ver con el gobierno nacional. Pero en el medio están las familias, y las obras sociales”.
Respecto de ese apartado, denunció que: “La nuestra está absolutamente en crisis. En esta actividad el 60% evade impuestos. Y el 30% que trabaja todo en blanco, con remuneraciones altas, es el que sostenía la cobertura de los jubilados sin que ellos tengan que pagar. Hoy está paralizado. Nuestra obra social ya no puede responder”.
Para finalizar, remarcó: “Decidimos hacer un acuerdo temporal para aprovechar los tres meses que quedaban. Hoy ya quedan dos. Después sí, hay que arremangarse y discutir qué vamos a hacer el año próximo. Pero ahora las fichas están jugadas. No podemos permitirnos perder más tiempo”.