El ex Secretario de Energía de la Nación se refirió en la 99.9 a la actual crisis energética y señaló que “Argentina tiene una potencia instalada por 43 mil megavatios y la demanda máxima llegó a 28 mil. El problema es que hay mucha maquinaria fuera de servicio por razones ridículas”.
La crisis energética en la Argentina es una realidad y cada verano se refleja en los cortes. Lejos de abordar algún tipo de solución a este problema, cada año parece empeorar la situación.
El ex Secretario de Energía de la Nación, Jorge Lapeña habló en la 99.9 sobre la necesidad inmediata de un cambio en las política energéticas del país: “hemos constatado una vez más que cuando hace calor, el sistema no puede dar respuesta y esto perjudica a todos los habitantes de la Argentina. Esto se ha visto en el verano, en estos días de mucho calor. El parque eléctrico revela que tenemos una potencia instalada importante para generar 43 mil megavatios y la demanda máxima llegó a 28 mil, una cifra muy inferior a la cantidad de máquina. Sin embargo, los partes de CAMESA demuestran que gran parte de la maquinaria está fuera de servicio por razones, algunas ridículas como que falta combustible”.
El problema principal se encuentra allí porque la capacidad instalada alcanzaría por demás para atender la demanda, pero no funciona así: “nuestro parque generador no está a la altura de las circunstancias y se producen los cortes o la importación de energía. En este caso se debió importar de Brasil sino el corte hubiera sido peor. Además, en muchos lugares del país, las redes de distribución cuando son exigidas por alta demanda como en estos días, se recalientan y salen de servicio dejando sin luz a algún barrio”.
El problema es de acumulación para que el sistema esté totalmente colapsado. Para Lapeña, la única manera de salir del laberinto es cortar con el actual abordaje que le da la política al tema: “los gobiernos del Siglo XXI que principalmente corresponden al kirchnerismo, se han especializado en congelar tarifas, subsidiarlo con fondos que el estado no tiene y eso desquició toda la economía energética argentina. Por eso empresas como EDESUR se van de Argentina y se han ido otras relevantes en el pasado. El sistema está operado en condiciones económicas anormales. Esto surge de decisiones gubernamentales. El gobierno kirchnerista cree que el manejo arbitrario de la tarifa le da beneficios electorales y es un error enorme porque lo que da es un servicio público de pésima calidad que genera bronca en la gente”.
Para ello, el valor de la energía no tendría que tener subsidio, sino que el usuario debería pagar el valor que tiene un servicio de calidad: “hay que cambiarlo de raíz, la energía es un servicio público, es un derecho pero no es gratis, tiene un costo para ser producido. La tarifa no la tiene que fijar la empresa, sino el estado a través de los entes reguladores para que el servicio se preste en la calidad que corresponde”.
Mientras tanto, en un año de elecciones, Lapeña reclama que se ponga sobre la mesa alguna propuesta alternativa de los candidatos que pretenden llegar a la presidencia: “hay una incapacidad de la política para resolver estos problemas. Los políticos creen que se pueden hacer negocios toqueteando las tarifas y jugando con los subsidios. Lo único que hacen es agravar los problemas, que haya más pobres e inflación. Esto lo tendrá que empezar a resolver el futuro gobierno y no veo demasiadas ideas en este sentido”.