Juan Carlos Hallak: «En Tierra del Fuego el financiamiento está puesto en defender un régimen indefendible»

El profesor y director de la Maestría en Economía de la UBA e investigador del CONICET, hizo un informe sobre el impacto que tiene el sub-régimen que se aplica en Tierra del Fuego y el dinero que está perdiendo el estado.

La provincia de Tierra del Fuego tiene un régimen especial que propone beneficios fiscales a la isla que tienen un fuerte impacto económico para el país, a pesar de que no se habla demasiado de ello.

El profesor y Director de la Maestría en Economía de la UBA e investigador del CONICET, Juan Carlos Hallak hizo un pormenorizado estudio sobre ese impacto y los problemas en los diseños de la regulación. En diálogo con la 99.9, explicó primeramente que «este régimen está hace mucho con beneficios fiscales. Tiene dos tipos de beneficios fiscales, uno para la vida y el consumo en la isla. Eso es poco porque es proporcional a la gente que vive en la isla, que no paga ganancias y no paga IVA. Pero lo más importante es lo que se llama el sub-régimen industrial, que regula la actividad de las fábricas para traer insumos importados. Está dominado por la electrónica, más de tres cuartas parte de la actividad del sub-régimen industrial es la electrónica. Entonces viene el kit, un producto casi desarmado que se ensambla, se hace alguna cosa más según el producto y se manda al continente. Esa actividad tiene exenciones impositivas, no paga IVA y no paga arancel de importación a los insumos. Eso termina siendo costosísimo, porque lo que deja de recaudar el Estado por estos beneficios es de $1.000 millones por año. Es muchísima plata. Es más que todo el presupuesto de Ciencia y Técnica, es más del doble del presupuesto del Conicet sólo para bancar la producción. Eso cuesta tener ese sub-régimen».

Como tuvo la oportunidad de analizar y estudiar esta situación, tiene elementos para proponer algunos cambios específicos: «hace dos años fui invitado a co-dirigir un estudio sobre Tierra del Fuego. Hicimos un trabajo bastante profundo y planteamos una propuesta donde se va desarmando paulatinamente el régimen, quedan algunos incentivos al valor agregado, no a las ventas como hay ahora, sino que premien lo que se agrega de valor en la isla, la parte importada, y parte de esa plata, porque es mucha la que se ahorraría el Estado en desarrollar nuevas actividades que tiene un potencial enorme, principalmente en turismo, pero también otras actividades, que no se desarrollan por falta de infraestructura, por falta de inversión en el desarrollo de esas actividades».

Además, hay una cuestión logística que tampoco tiene demasiado sentido y es que todo lo que se termina ensamblando en la isla, llega por ruta ya que no hay puertos cercanos que puedan hacerlo: «No hay puertos para recibir los kits. Hay un proyecto de construir un puerto en Río Grande, es donde están instaladas la mayoría de las empresas electrónicas y otras empresas que operan bajo el sub régimen que no tiene puerto directamente. Entonces cuando esté ese puerto, sí van a poder ir de Buenos Aires hasta allá. El celular viene por avión hasta Buenos Aires y después va por camión hasta allá y vuelve todo por camión. No sólo el camión, sino los autos que van atrás del camión con gente para protegerla porque tiene mucho valor una carga de celulares terminados o desensamblados, es valiosísimo. Eso también se paga».

Por otro lado, sobre el sub-régimen agregó que tiene otro error de diseño y es que «está orientado al mercado interno». Luego explicó: «los subsidios que da, las exenciones, sólo tienen efecto o sólo operan en una venta al mercado interno. La firma que exporta esos beneficios los tendría igual en continente, no pagar IVA ni arancel, porque hay regímenes ya de promoción de la exportación en el mundo en general, para cuando vos exportas un producto, tus insumos importados no pagan ni aranceles ni otros impuestos indirectos. Tiene esos dos errores de diseño. Primero que está orientado al mercado interno y la escala del mercado interno es chica. Entonces no hay forma de tener una escala eficiente haciendo esos productos de consumo masivo en ciertos países específicos y se exportan a todos lados».

En comparación con un competidor cercano como Chile, también está en desventaja: «ellos tiene actividades sustentables en el sur y tiene algo que tampoco se visualiza mucho, que es cuando vos tenés toda una dirigencia política, económica, sindical, toda esa energía puesta en defender algo que no se sostiene solo, que depende cada vez más de beneficios, deja de tener el foco y el esfuerzo en hacer lo que podrían hacer de forma sustentable. Encima en nuestro país salen a mendigar fondos a los chinos, a los americanos, a los yanquis cuando el financiamiento está puesto en defender algo indefendible».