El abogado Juan Pablo Gallego se refirió en la 99.9 al fallo definitivo que condenó a Julio César Grassi a 15 años de prisión: ” no era un simple cura que incurrió en una conducta sexual inadecuada. Estamos ante un gran estafador que también está condenado por desvío de fondos”, aclaró.
El fallo que condena a 15 años de prisión para Julio César Grassi ratificó una larga lucha de quienes realizaron las acusaciones durante la misma cantidad de años ante las constantes amenazas que recibían. Uno de los abogados querellantes, Juan Pablo Gallego, habló en la 99.9 sobre el proceso: “fue un trabajo de más de 15 años sosteniendo la acusación contra Grassi. Llegamos a la instancia superior con una condena definitiva y se impone la decisión de apartarlo de la Iglesia. El Papa Francisco tiene la palabra ahora por el protocolo que tiene el Vaticano para estos casos de pedofilia”.
Si bien el proceso legal está finalizado, buscan que haya un reconocimiento desde la Iglesia de lo que representa este caso y que finalmente sea degradado a laico: “no hay un caso, me animo a decir a nivel mundial, de una sentencia luego de superar todas las instancias. Las víctimas deben recibir el perdón por parte de la Iglesia y deben ser recibidas por el Papa. Es la instancia que falta, hemos pedido la entrevista con Francisco y estamos esperando”, agregó.
A partir de la confirmación de la sentencia, aparecieron otros elementos sospechosos que comentó el abogado: “ayer se hablaba de un incendio intencional en la Fundación que siempre ha manejado. Se las ha arreglado desde la cárcel para tener muchos privilegios. Hay que ponerle coto a la situación y lo debe hacer quien conduce la Iglesia”.
El camino fue realmente largo y por momentos, Gallego se encontraba sólo luchando contra el poder: “en noviembre de 2002 comenzamos la acusación donde se detuvo a Grassi y luego se hizo un informe en Telenoche donde dos jóvenes lo acusan del abuso. A partir de ahí hubo amenazas de Grassi, ataques con armas de fuego, seguimientos, grupos de tareas y todo acompañado por más de dos docenas de defensores particulares entre ellos los abogados penalistas más renombrados”, puntualizó.
La primera instalación mediática fue la teoría de una denuncia infundada que años después la justicia demostró que era real: “se apretó a los testigos y a las víctimas, además de un enorme desfile televisivo donde la denuncia era tratada como un complot que iba a caer rápidamente. Dijeron que era un complot de Susana Giménez junto conmigo, cuando ni la conozco. Mi preocupación por entonces era que no mataran a nadie”, recordó.
A medida que se iban dando todos estos hechos, Gallego empezó a entender con quien estaba lidiando: “Grassi ha sido una suerte de estado dentro del estado, no era un simple cura que incurrió en una conducta sexual inadecuada. Estamos ante un gran estafador que también está condenado por desvío de fondos”, aclaró.
La sentencia definitiva es un alivio para la sociedad en su conjunto, porque esta vez el poder no tuvo influencia: “el aprendizaje que nos deja esto es que un poderoso puede sentarse en el banquillo y ser declarado culpable cuando se insiste con la acusación. Luego del fallo les dije a los jueces que les había tocado fallar en el caso más fácil de la historia, pero lo único que no lo hacía fácil era el nombre del acusado”, concluyó.