La investigadora del CONICET encabeza el grupo que ha avanzado en el desarrollo de la Vacuna ARVAC “Cecilia Grierson” que superó la Fase I con buenos resultados: “vimos que hay respuesta de anticuerpos neutralizantes contra Wuhan, Gamma, Delta y Omicron que no pasa con otros refuerzos“.
Argentina está desarrollando una vacuna que puede actuar contra las distintas cepas mas conocidas del COVID-19 y ese desarrollo ya superó la Fase I. Se trata de la denominada ARVAC “Cecilia Grierson” en la que están trabajando investigadores de CONICET en conjunto con la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), y el Laboratorio Cassará.
La investigadora de CONICET, Juliana Cassataro es quien está al frente del grupo y contó las particularidades del proyecto a través de la 99.9. Respecto de la técnica que utilizan, explicó que “es una plataforma más tradicional, de proteínas recombinantes. Fueron buenísimas las vacunas en la pandemia, fueron muy rápidas con aprobaciones en ese sentido. Ahora en el contexto de pandemia o post pandemia que tenemos ahora, este tipo de plataformas a diferencias de las de ARN puede ser ideales. En el mundo hay lugares donde no hay vacunas y otros donde sobran porque hay gente que no se quiere seguir vacunando”.
Respecto de las ventajas a futuro que tiene apostar por este tipo de tecnología, la especialista agregó que “en el mundo hay otros desarrolladores de vacunas que están con este tipo de plataformas. En nuestra región está la capacidad instalada para producirlas. Con el 10% de lo que hay en nuestra región, se pueden hacer vacunas para toda Latinoamérica. Eso no sucede con las vacunas ARN, pasarán muchos años hasta que tengamos acceso a esa tecnología”.
Lo más importante es que han encontrado de la forma de combatir todas las cepas que hoy causan preocupación en el mundo, desde el momento mismo de la irrupción del virus: “nuestra vacuna ya está adaptada, cuando cambiamos el antígeno y la variante, vimos que hay respuesta de anticuerpos neutralizantes contra Wuhan, Gamma, Delta y Omicron que no pasa con otros refuerzos. Creemos que tiene una respuesta muy amplia. Así y todo nos estamos preparando por si hay que cambiar nuevamente la variante”.
Una de las particularidades que tiene el grupo en el que trabaja es la cantidad de mujeres que forman parte del proyecto. En ese sentido, Cassataro señaló que “en el equipo de la Universidad y del CONICET, la mayoría son mujeres. Cuando uno va a medicina o biología, la mayoría son mujeres. El equipo refleja la distribución real que hay, lo que llama la atención es que el jefe sea mujer quizás. Hay más de 100 personas en este trabajo porque la Fase 1 fue financiada por el Laboratorio Cassará y trabajamos con expertos de esa empresa, es un desarrollo público-privado”, concluyó.