Junto con la desaparición de la crisis en EEUU, cada vez hay menos clase media

En ese grupo, sus estándares de vida decaen cada vez más entre las deudas y los salarios insuficientes.

estados-unidosHace diez años que se emitió el último capítulo de la serie Friends, que se hizo popular a fuerza de contar las aventuras de un grupo de jóvenes amigos de clase media en Nueva York.
Pero, si volvieran hoy, a sus guionistas se les haría difícil mantenerlos en el acomodado ritmo de vida de su ficción -con amplios departamentos, viajes y diversiones- ante la coincidente evidencia de que, en esos diez años de ausencia, el ritmo de la clase media no hizo sino decaer.
Por lo pronto, tal vez alguno de ellos no podría ya mantener su encantador piso, sino que, probablemente, tendría que vivir -todavía- con sus padres o con sus abuelos. Por lo menos, si para el guión se consideran las encuestas reveladoras de la creciente dificultad que enfrentan los jóvenes de entre 25 y 35 años para independizarse y vivir solos. Un dato que se nutre en el retroceso salarial y que expresa una de las modificaciones de la clase media respecto del perfil de hace unos años.
“El 25% de la población en esa franja de edad vive con sus padres o con sus abuelos, lo que implica más que el doble del 11% que se registraba en la década del 80”, señaló un estudio de la Centro Pew.
“No es algo que se dé en los niveles más bajos de la población. Es clase media”, aseguró Ken Dychtwald, de la consultora Age Wave, especializada en demografía. Ése es uno de los rasgos del fenómeno por el cual la clase media, que durante muchos años fue considerada modelo en prosperidad, ya no es la número uno, según indican varios estudios.
“La idea de que el norteamericano promedio tiene más dinero que el promedio de clase media en cualquier otra parte del mundo fue verdadera en un momento, pero ya no”, argumentó Lawrence Kats, académico en Economía de Harvard, al comentar las estadísticas.
Barack Obama no niega ese deterioro. Diez años de estancamiento en salarios y un notable aumento de la desigualdad dificultaron el ascenso social que caracterizó durante décadas a esta sociedad.
Con citas incluso del papa Francisco, el líder demócrata suele admitir que la desigualdad avanza en la sociedad de este país y que su extendida clase media es su principal víctima. Con evidencias en datos de consumo, escolaridad y vivienda, entre otros, lo paradójico es que el fenómeno ocurre pese a que esta economía es aún la más rica del mundo y que registró un sostenido crecimiento en los últimos años, una vez superada la llamada “crisis de las hipotecas”, en 2008.
Esa prosperidad no se trasladó a la prosperidad de su clase media. “En 1960, esa clase era mayoritariamente más rica que cualquier otra en el mundo. En los 80, todavía lo era, aunque un poco menos. En los 90, un poco menos aún y, en 2000, ya no es así”, dijo Lawrence.

UNA VIDA PEOR

La nueva situación alimenta una serie de fenómenos. Entre ellos, la sensación de que la generación que viene tal vez no viva mejor que la anterior. Algo que, en palabras de Obama, constituye una “amenaza al sueño americano, aquello que representamos para el mundo”.
El acceso a la educación es uno de sus indicadores. “No sé si podré darles a mis hijos una formación profesional como la que yo tuve”, es un testimonio que se escucha a menudo en este país, donde la deuda por préstamos estudiantiles supera los 1300 millones de dólares.
“La burbuja del crédito universitario” se define a ese globo de deuda que, por primera vez, supera lo que los norteamericanos deben a sus tarjetas de crédito. El pasivo se nutre en la dificultad de quienes contrajeron esos préstamos por encontrar trabajos acordes con la preparación profesional para la que estudiaron.
La cuestión sería más aguda todavía si, en lugar de residir en Nueva York, los protagonistas de la serie Friends se hubiesen instalado en una zona suburbana. “Es en los suburbios donde el declive se hace más notable”, de acuerdo con datos oficiales de la Oficina del Censo. Mirado en perspectiva, eso es un “retroceso” respecto de la tendencia mostrada en los 90, donde a caballo de una buena oferta laboral se acentuó la tendencia a residir en zonas periféricas, según describió Elizabeth Kneebone, de la Brookings Institution.
Pero, entre todo lo que cambió para el mundo dorado que pintaba la serie, lo que sigue tan reconocible es -justamente- el nivel de ingreso. La última medición de la Oficina del Censo lo situó en 51.017 dólares anuales para una familia promedio. “Casi lo mismo que hace 25 años”, ironizaron varios economistas. “En muchos aspectos, hubo enormes mejoras en ese lapso”, sintetizó el economista Eduardo Porter. Pero en otras, el estándar de vida de muchos norteamericanos cayó notablemente. La salud y la educación figuran entre las más inquietantes.
Obama habla de recuperar lo perdido. En tanto, en Nueva York acaban de abrir una réplica del Perk Café, la cafetería donde se encontraban los seis amigos de la taquillera serie. Para los fans, es un lugar de culto. Para otros, tal vez, el recuerdo de la prosperidad.