La francesa Stéphanie Gibaud llega al país en marzo para reunirse con Ricardo Echegaray. En enero habrá otro encuentro en París. La ex directora de Ceremonial de la Unión de Bancos Suizos (UBS) hasta el año 2012 vio manejos irregulares de información confidencial y denunció casos de evasión y fraude fiscal. El rol de Falciani y el gobierno francés.
La historia de las cuentas irregulares de argentinos en el mundo no deja de dar sorpresas. Y todo hace aparentar que en el corazón de la banca Suiza hay aún mucho material de personas físicas y empresas de la Argentina que deberán ser investigadas en busca de presuntos delitos económicos.
Según consignó Tiempo Argentino, en marzo de 2015, desembarcará en el país una ex banquera arrepentida con una serie de documentos y material probatorio que otorgará al fisco nacional. En su poder, la mujer tiene archivos con fichas de entre 3000 y 4000 cuentas de argentinos, presuntamente no registradas aquí. Todas radicadas en la Unión de Bancos Suizos (UBS) de París y Ginebra. Desconocida para el común de la gente, la francesa Stéphanie Gibaud fue, entre los años 1999 y 2012, directora de Comunicaciones y Ceremonial de UBS.
A finales de ese año, empezó a darse cuenta de que el banco manejaba información confidencial vinculada a actividades ilegales con clientes de altos ingresos. Denunció entonces evasión y fraude fiscal en la entidad y se alistó en un grupo internacional de filtradores de secretos bancarios.
Según la información a la que tuvo acceso en exclusiva Tiempo, antes de su desembarco en estas tierras, Gibaud mantendrá un encuentro con el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Ricardo Echegaray, el próximo 26 de enero, cuando el recaudador viaje a París para participar de la reunión del Comité de Asuntos Fiscales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Echegaray había adelantado que mientras se investiga el caso de cuentas suizas de argentinos en el HSBC, los técnicos del organismo estaban estudiando posible evasión y lavado también en UBS. E hizo referencia a un banquero de esa entidad que ya estaba colaborando con el fisco local en las pesquisas.
De hecho, y si bien se mantuvo en estricto secreto hasta hoy, Gibaud ya estuvo presente en un encuentro cara a cara con el jefe de AFIP. Fue el 25 de septiembre pasado, cuando Echegaray viajó a Francia para reunirse con el arrepentido del HSBC, Hervé Falciani, cuya lista de evasores fue el eje de la denuncia en torno a ese banco y sus clientes a nivel local. En ese contexto, Falciani presentó a Gibaud, que adelantó la cantidad de cuentas disponibles y se comprometió a mantener el hermetismo de esos datos.
Ambos arrepentidos –Gibaud y Falciani– son fundadores de un grupo de activistas “arrepentidos” que combaten contra el fraude bancario y que elaboraron una plataforma de denuncia ciudadana para cortar con la corrupción del sistema financiero (ver aparte). Casualmente, en las últimas horas Gibaud salió a ofrecer información de diferentes países del mundo, todo vinculado a irregularidades de clientes.
La propuesta de la ex ejecutiva de UBS es colaborar para que las naciones puedan recuperar los dineros que se perdieron de cobrar en impuestos y multas por el dinero enviado al exterior sin registrar. Es que esos montos son realmente abultados y, en muchos casos, representan casi la mitad del Producto Interno Bruto de los países. Una de esas naciones es La India, uno de los más pujantes del bloque BRICS. Gibaud tiene datos de cuentas de privados en Francia, en la sede de UBS.
“Argentina presenta una denuncia contra el HSBC”, escribió Gibaud en su cuenta en la red social Twitter el 28 de noviembre último. Mostró su cercanía a la situación que afronta el país en materia de denuncias a bancos que ayudan a sus clientes a lavar y evadir sin tributar.
Su time-line en ese mundo virtual está plagado de referencias a investigaciones por evasión, fuga y lavado en todo el globo. Además de entrevistas a Falciani y fotos de manifestaciones populares contra el sistema financiero mundial.
En una de esas postales se observa a una anciana que sostiene una pancarta con la frase “United Bandits of Switzerland”, en castellano, “Bandidos Unidos de Suiza”.
Como un simple dato de color que puede tener diferentes lecturas e interpretaciones, Gibaud sigue en esa red social a mandatarios de todo el mundo, entre ellos la jefa de Estado de Brasil, Dilma Rousseff y la presidenta Cristina Fernández.
Si bien habrá que ver cuántas de las cuentas totales son ilegales, las negociaciones con este tipo de arrepentidos ya cuentan con un importante paraguas político. Tanto en el caso de UBS como en el de HSBC, habrá respaldo del gobierno francés en el marco de acuerdos internacionales suscriptos por Argentina. De hecho, cuando Falciani buscó entregar en forma unilateral su listado a AFIP, Echegaray se apoyó en una herramienta formal. Así, y tras haber investigado de cerca si lo que Falciani decía era cierto, incluso usando cámaras ocultas y siguiéndolo en reuniones con clientes, Francia se ofreció a entregar a Argentina toda la documentación. Todas estas negociaciones se enmarcan en dos ejes institucionales: en primer término, el convenio Multilateral con la OCDE, que le permite a Argentina cruzar información con 81 Estados. Y, en segundo lugar, el acuerdo que el 20 de marzo pasado firmaron en Berna el jefe de AFIP y el secretario de Asuntos Financieros Internacionales de Suiza, Jaques de Watteville. Cuando sea refrendado por el parlamento helvético (aquí ya se aprobó), ese convenio derribará el secreto fiscal y bancario entre ambos países. Este factor es clave: según detallaron fuentes oficiales a este diario, en manos del fisco nacional hay además información de cuentas suizas de argentinos sin registrar en los bancos Crédit Suisse y Safra.
La colaboración internacional facilita y agiliza trámites. Justamente, por falta de un convenio con Estados Unidos que sea similar al alcanzado con Suiza y Francia, a las autoridades nacionales se les hace difícil avanzar en las causas de lavado y evasión que involucran al banco JP Morgan. Es que las denuncias y pruebas presentadas por el arrepentido Hernán Arbizu no tienen aval estatal del País del Norte, sino todo lo contrario: Arbizu fue perseguido, denunciado y puesto en lista de presos internacionales por Interpol. Herramientas que Estados Unidos utilizó para ocultar los negociados del banco y de sus clientes argentinos en Nueva York.
Gibaud, que acaba de publicar este año un libro contando su historia (ver aparte), sufrió persecuciones, fue tratada de insana por el banco y perseguida incluso con posterioridad al abandono de su cargo. El mismo trauma que deben afrontar los soplones o delincuentes confesos que se arrepienten y denuncian a sus entidades madre.
Respecto al material que traerá Gibaud al país, lo cierto es que no hay precisiones más allá del número de cuentas. No se sabe cuánto representarían en dinero esos casos. El cálculo está guardado bajo siete llaves, pero se especula con cifras sumamente elevadas. En la denuncia de las 4040 cuentas en el HSBC, Echegaray mencionó la friolera de más de $ 60 mil millones. Cabe destacar que la colaboración entre banqueros de UBS y el fisco nacional ya se venía dando desde hace un tiempo. Y AFIP se encuentra estudiando técnicamente la potencialidad del material que traerá la ex ejecutiva francesa. No es sencillo descubrir irregularidades cometidas por bancos y sus clientes, se necesita tiempo para el cruzamiento de datos. Se deduce que, seguramente, habrá coincidencias con clientes argentinos que ya fueron denunciados por cuentas sin declarar en otros bancos, como el JP Morgan y el propio HSBC. La semana pasada, este diario dio a conocer un listado de más de 300 contactos de argentinos en UBS. El material, que pertenece a la agenda de otro ex UBS, José Santamarina, ya está presentado como prueba en el Juzgado Federal 7, que conduce Sebastián Casanello.
Hasta el momento, la ex encargada de Comunicaciones y Ceremonial de UBS aseguró tener información de algunos países, pero confirmó que la develará sólo si esas naciones respaldan sus datos y se la convoca a presentar el material. Lo propio hizo, por caso, con Bélgica y Francia. Con esta historia y los casos de los arrepentidos con material probatorio que vincula a Argentina, queda claro que –tal como aseveraron esta semana algunos dirigentes políticos– los detalles que van viendo la luz son sólo la punta del ovillo de escándalos mayores.
En el 2008 descubrió la maniobra
En una entrevista que dio el último viernes en Francia, Stépanie Gibaud explicó en la cadena NDTV que en el UBS su trabajo consistía en conseguir “cosas que el dinero no puede comprar”, tales como boletos de los juegos que habían sido vendidos durante meses o años o conciertos privados de artistas de renombre. A pesar de que Gibaud había estado trabajando en el banco desde 1999, fue sólo en 2008 cuando descubrió que ella era parte de algo que era ilícito. Gibaud comenzó a sospechar cuando sus superiores la presionaron para minar todos los documentos en su ordenador con decenas de miles de nombres de clientes y asesores de clientes, así como todos sus archivos.
Birkenfeld, el puntapié inicial
En una de sus últimas entrevistas con la prensa europea –que se reproduce en la página 4 de esta edición–, la francesa Stephanie Gibaud relató cómo las cosas empezaron a cambiar puertas adentro del UBS cuando se dio el primer caso de un arrepentido que denunció al banco. La referencia es para el asunto en torno a Barry Birkenfeld, ex empleado de UBS en Estados Unidos, también arrepentido, tiene los mismos ribetes de novela. En 2009 fue condenado a tres años de prisión por conspirar para ayudar a las principales fortunas del país del Norte a evadir impuestos.
Birkenfeld reconoció ante la justicia haber contrabandeado, por pedido de uno de sus clientes, millones de dólares en diamantes dentro de un tubo de pasta dentífrica. Además, había colaborado para que un magnate inmobiliario creara empresas y entidades fantasma para evadir al fisco por más de U$S 200 millones. El hombre en cuestión forzó con su caso a que Estados Unidos y Suiza rubricaran un acuerdo para que UBS entregara información de cuentas de casi 5000 clientes norteamericanos que evadían dinero siendo clientes del banco. Cuando salió de prisión, en 2012, Birkenfeld recibió del Estado un resarcimiento económico por su colaboración para perseguir a los fugadores de capitales. Hoy trabaja asesorando estados en la materia.
Mientras tanto, en paralelo, los bancos de inversión siguen arreglando los casos de corrupción con dinero en efectivo. Los supervisores de Estados Unidos, Gran Bretaña y Suiza multaron hace pocos meses a cinco importantes bancos a pagar unos 3300 millones de dólares por la manipulación en el mercado de divisas. Los bancos sancionados fueron los británicos HSBC y RBS, los estadounidenses Citibank y JP Morgan Chase y, justamente, el suizo UBS. Cabe destacar que todas estas entidades operaron con información en la previa de la crisis de las hipotecas. La mayoría ya sabía que se venía un colapso y lo dejaron pasar para seguir haciendo negocios con el dinero de los clientes.