La banca italiana se convierte en una amenaza para la Eurozona

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El sector financiero transalpino arrastra 340.000 millones de euros en activos improductivos

El Brexit ha salvado a Italia. Puede parecer una gran paradoja, pero así lo piensan muchos analistas. La canciller Angela Merkel se ha visto obligada a ceder y la Comisión Europea dio el jueves el visto bueno para que Italia dé garantías públicas a sus bancos por valor de 150.000 millones de euros para este año, con posibilidad de prorrogarlo posteriormente. El Brexit aceleró la solución para la banca de Italia, considerada por muchos en los mercados como el más importante anillo débil de la zona euro, hasta el punto de considerarse un grave riesgo no solo para este país, sino también para la Eurozona, si se descargaba la furia de la especulación sobre la Bolsa de Milán tras el referéndum británico.

Las garantías públicas pueden ser utilizadas por los bancos cuando hay una imprevista carencia de liquidez. Según las reglas comunitarias, estas garantías son una excepción a las normas sobre las ayudas de Estado, y pueden ser concedidas solamente a los bancos solventes. El mecanismo operativo propuesto por Italia y autorizado por la Comisión Europea permite una garantía pública sobre la deuda de los bancos a través de nuevas emisiones de bonos. El escudo de 150.000 millones se abre como un paraguas sobre los bancos italianos para evitar cualquier tormenta monetaria, tutelando además, en caso de escenarios adversos motivados por la especulación, a los ahorradores. Pueden respirar así a pleno pulmón los bancos italianos, sobre los que se cernían los más negros nubarrones.

La fragilidad del sistema bancario italiano se refleja en datos impresionantes: unos 200.000 millones de créditos deteriorados, a los que se añaden otros 140.000 de muy difícil cobro. Uno de sus principales bancos, Unicredit, el único banco italiano entre los 29 colosos mundiales sistémicos o «demasiado grandes para quebrar», ha perdido el 60% de su valor desde el inicio del año, y en esta semana ha cotizado en el mínimo de más de 30 años. No era de extrañar que se temiera una debacle tras el Brexit. De hecho, las pérdidas de los bancos italianos en Bolsa, en los dos primeros días después del referendo, prácticamente duplicaron en muchos casos la media europea. Esto llevó a algunos analistas a hablar de «riesgo explosivo» para Italia, como hizo el prestigioso profesor de la Bocconi de Milán Francesco Giavazzi, quien pidió al gobierno que negociara con la máxima urgencia «un escudo para los bancos italianos».

Las nuevas reglas de rescate no se tocan

No fue fácil la negociación. De hecho, las declaraciones que realizaron Merkel y el primer ministro italiano, Matteo Renzi, el pasado martes en Bruselas, hicieron presagiar una tormenta. Preguntada la canciller sobre la eventualidad de conceder una mayor flexibilidad a algunos países y cambiar las reglas sobre el sector bancario en Italia como consecuencia del Brexit, Angela Merkel respondió casi hastiada. «Hemos trabajado para darnos reglas comunes sobre la recapitalización de los bancos, no podemos cambiar las reglas cada dos años. Las bases actuales ofrecen espacio para responder a las necesidades de los diversos Estados miembros», respondió Merkel, mostrando que no estaba dispuesta a hacer concesiones a Italia, sobre todo sobre una revisión del esquema «bail-in», que en caso de rescate impone pérdidas a sus accionistas y bonistas antes de usar dinero público.

La respuesta de Renzi fue inmediata y con cara de pocos amigos recordó a Merkel que fue precisamente Alemania el último país en no respetar las reglas comunitarias: «Ninguno quiere cambiar las reglas. Con las normas actuales estamos e condiciones de proteger a los ahorradores. Italia perdió la oportunidad de intervenir de forma estructural sobre la cuestión bancaria como hizo Alemania, que salvó sus bancos inyectando 247.000 millones de euros. En Europa —añadió Renzi— el último país que no ha respetado las reglas fue Alemania en el 2003, y entonces el gobierno de Berlusconi se le consintió para hacer un favor a Alemania y a Francia».

El ejemplo español

Cabe destacar que en esa misma declaración Renzi, para mostrar su desacuerdo con la rigidez de la austeridad alemana, elogió al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, señalando que había bajado el déficit desde el 9% al 5%. «He intervenido en el Consejo de la UE para destacar que no se puede proceder a sancionar a España, cuando ha sido capaz de realizar tal esfuerzo», destacó.

Finalmente, tras superar las reticencias alemanas, la Comisión aprobó el escudo para los bancos italianos. Roma y Berlín estaban obligados a hacer la paz. Con euforia, «L’Unità», histórico periódico de la izquierda en el que colabora el primer ministro, tituló ayer: «Súper escudo para los bancos: Derrotada Alemania 150.000 – 0».