Durante dos horas, unas 22 personas se refugiaron en la bóveda de un banco en Moore, minutos antes de que el tornado que azotó Oklahoma City devastara todo a su paso.
Cuando la calma volvió, tras el paso del tornado, en la sucursal del banco Tinker Federal Credit Union (TFCU) de Moore, no quedó una pared de pie. Sólo la caja fuerte y dentro de ella empleados y clientes que se resguardaron allí tras el paso del fenómeno natural.
El empleado de la ventanilla les habría dicho a todos los que se encontraban en el banco que debían entrar a la caja fuerte. Según dice el comunicado de prensa del banco, los empleados tomaron la decisión “siguiendo los procedimientos de seguridad establecidos” en los que la bóveda es un lugar seguro contra tormentas.
Dentro del banco había 14 empleados y ocho clientes, incluyendo a un niño de 10 años y varias personas mayores. Según Dena Clark, una de las clientas que se metió en la bóveda, cuando pasó el tornado por el banco se sentía cómo las cosas golpeaban la bóveda, mientras el gerente del banco trataba de mantener la puerta cerrada a través del cinturón de alguien que entrelazaron a la manija de la puerta desde afuera, y que en algún momento se soltó.
“Uno lo ve en las películas. Sólo tengo en mi mente la imagen de la puerta de la bóveda lejos de nosotros, sin saber lo que iba a suceder”. “Sé que fue un milagro, no quedaba nada del banco excepto el lugar en el que estábamos”, añadió.
Al abrirse la puerta, los vidrios reventados comenzaron a volar y algunas personas sufrieron cortes. Además el polvo hacía muy difícil la respiración. Cuando pasó la tormenta sintieron olor a gas y rápidamente empezaron a llamar al 911 y a gritar.
“Lograr salir de la caja fuerte fue simplemente una sensación de alivio, la gente lloraba histérica e hiperventilaban”, dijo Clark.