Para China, para el mundo, Dong Xuegang es simplemente un número.
La información es imprecisa, pero parece sugerir que la tasa de suicidio entre funcionarios del Partido Comunista puede estar cerca de un 30% por encima de la del resto de la población urbana de China.
Para los expertos la causa está en la presión que está generando la batalla anticorrupción del presidente Xi Jinping.
Dong Xuegang era un funcionario medio, de 51 años, en la ciudad de Yuncheng, en Shanxi, con una esposa y un hijo.
La mañana del 14 de septiembre se suicidó saltando desde un noveno piso.
Un día antes había sido interrogado por los investigadores anticorrupción del Partido Comunista, supuestamente por acusaciones de que había sido sobornado por encargados de proyectos inmobiliarios y de que había pagado a su superior para conseguir un ascenso.
El presidente Xi prometió tolerancia cero para los casos de corrupción que involucren a funcionarios del partido; advirtió que perseguirá a “los tigres y las moscas”, los villanos de lo más alto a lo más bajo del sistema.
El futuro del partido en juego
Los medios estatales amplifican la presión con un redoble diario de arrestos, investigaciones, juicios y sentencias.
El Partido Comunista de China no expresa pesar alguno por el daño colateral en vidas humanas.
Xi dijo que esta es una batalla de vida o muerte por la misma supervivencia del partido.
Hace 65 años la revolución comunista fue recibida con beneplácito por muchos chinos, porque veían al Partido Comunista como menos corrupto y más comprometido con la justicia social que el gobierno nacionalista que lo precedió.
Ahora China es una de las sociedades más inequitativas del mundo y el partido es ampliamente vilipendiado por quienes lo consideran una máquina para el enriquecimiento personal de quienes lo controlan.
En los dos años desde que asumió el poder, Xi Jinping se ha embarcado en una misión personal para reconstruir el Partido Comunista en uno capaz de gobernar en el siglo XXI.
La provincia de Shanxi es habitualmente descrita como el frente de la campaña anticorrupción china.
La región se enriqueció en base a la minería y los negocios inmobiliarios, y lo mismo ocurrió con los funcionarios del partido.
Los sobornos son simplemente parte de la forma en que se ha venido gobernando en este lugar.
Pero ahora, desde el secretario provincial del partido hasta el jefe de policía, Shanxi ha sido testigo de una sensacional serie de arrestos.
Muchos viven con el miedo de pensar que pueden ser los siguientes.
“Que se acabe rápido”
“Entró en pánico”. Ese es la evaluación de Gao Qinrong, el periodista de investigación que dio la primicia del suicidio de Dong Xuegang.
Gao estuvo ocho años en prisión tras sacar a la luz un caso de corrupción que involucraba a un jefe local del partido; todavía recibe amenazas de muerte de poderosos enemigos.
Pero dice que la campaña anticorrupción de Xi está funcionando y que el suicidio de Dong Xuegang, en parte, lo demuestra.
“Uno creería que la muerte sería una perspectiva más temible, pero estos funcionarios están aterrorizados de perder su fortuna y reputación, y también están preocupados de que se los obligue a dar información acerca de otras personas”.
“Simplemente no pueden enfrentarse a eso. Prefieren que se acabe rápido”, dice.
Gao Qinrong cree que el miedo puede hacer honesto al partido.
Conversamos fuera de las altas paredes de la prisión de Shanxi donde estuvo detenido, mientras nos observaban guardias armados desde las torres.
Me dijo que ahora había allí dentro 60 funcionarios del Partido Comunista sirviendo sentencias por corrupción.
Él espera que el balance de poder entre soplones y jefes del partido haya cambiado para siempre y que sus propios perseguidores sean los próximos en caer.
“Estar en prisión fue una experiencia muy dolorosa, porque sabía que era inocente”.
“Incluso pensé en suicidarme, pero me enseñé a ser fuerte”, dijo.
“Me dije que tenía que aguantar, porque tenía que darles pelea hasta el final. Creo que la política de Xi Jinping de tolerancia cero con la corrupción puede cambiar las cosas”.
Tarea hercúlea
En la ciudad de Yuncheng hago un tour de la nueva China en la limusina negra, con chófer, de un empresario inmobiliario de Shanxi.
Mientras recorremos un bosque de torres en construcción, me dice que en cada una de ellas hubo funcionarios sobornados, funcionarios que controlan los terrenos y la ley.
Pero ahora la campaña anticorrupción ha puesto al gobierno en estado de confusión.
Cuando han estado en una posición en la que podían pedir sobornos, ¿quién es hoy el cazador furtivo y quién el guardia forestal?
La única diferencia es de escala.
Algunos son más corruptos, algunos menos, pero la mayoría son corruptos.
Y también lo son muchos de los empresarios que han hecho tratos con ellos.
Dar regalos es una práctica normal. Si no los das, tus proyectos no saldrán adelante.
Cambiar la cultura del Partido Comunista Chino es una tarea hercúlea y hay críticos que piensan que Xi Jinping lo está haciendo de la forma equivocada.
Algunos miembros del partido se quejan de que la campaña es demasiado dura, de que destruye incentivos y daña el crecimiento económico.
Algunos sospechan que está usando la corrupción como un palo para golpear a sus enemigos políticos.
Desde fuera del partido, los críticos dicen que Xi habla sobre el estado de derecho pero maneja una maquinaria investigativa que sólo le responde a él.
Más aun, durante sus dos años en el poder han ido a prisión abogados y periodistas que pelean por una mayor transparencia.
Shock para el sistema
Pero el profesor de la Academia de Gobierno de China, Wang Yukai, dice que los críticos deben posponer su juicio, porque está en juego la supervivencia del Partido Comunista y porque el presidente tiene el respaldo popular.
Nadie debería poner en duda su resolución.
Ha atacado la corrupción de arriba a abajo, incluyendo a líderes de alto nivel.
La corrupción está profundamente arraigada y sin su campaña para extirparla, el partido morirá.
Esta campaña es un shock para el sistema.
Mientras Pekín se prepara para una vital reunión política de los líderes del Partido Comunista, que tendrá lugar esta semana, el combate de la corrupción sigue estando en el centro de la agenda.
Este es un partido de gobierno que todavía no encontró la forma de funcionar sin su dosis de sobornos.