Dos investigaciones en las revistas «Science» y «Nature Medicine» presentan dos proyectos que podrían poner fin a la vacunación estacional tras probar su eficacia en animales.
Si la microbiología que hay detrás de una infección fuera como una novela policiaca, los macrófagos, unas células que pueden engullir a otras, serían los agentes que persiguen a los «cacos» a pie de calle. Y los anticuerpos, unas proteínas especializadas en bloquear a las células invasoras, serían algo así como detectives: en sus manos llevan el retrato robot de los delincuentes más peligrosos, los reincidentes, y su trabajo es buscarlos y reconocerlos entre la multitud. Por otra parte, en el bando de los «malos» hay, tanto matones de poca monta, como auténticos camaleones capaces de esquivar a los detectives con todo tipo de disfraces. Entre estos, el virus de la gripe es un auténtico maestro.
En realidad este microbio no es un inofensivo ladrón de guante blanco. En su currículo figura el «logro» de haber causado 50 millones de muertes durante la pandemia de 1918, y el de provocar nuevas epidemias cada año a través de la técnica del disfraz. De hecho, no solo engaña a los anticuerpos del organismo, sino también a los investigadores que fabrican vacunas en los laboratorios. Para ello, cambia dos de las proteínas de su superficie, de modo que los retratos robot dejan de servir y de forma que las autoridades sanitarias deben desarrollar cada año un nuevo tipo de vacuna estacional. Pero este lunes, dos grupos de investigadores han descubierto el que podría ser el modo de crear una vacuna universal contra la gripe, y que sería útil para todos los años y para todas las variantes y disfraces del virus. Los hallazgos se presentaron este lunes en dos estudios, uno en la revista «Science» y otro en la revista «Nature Medicine».
«Las vacunas convencionales atacan la cabeza de la hemaglutinina (una de las proteínas que recubren al virus), que es una de las zonas más variables», explica a ABC Barney Graham, un investigador que ha participado en el trabajo publicado en «Nature Medicine». «Pero esa parte tiene una zona muy conservada (que no cambia tanto) y que es vulnerable a los anticuerpos. Es la que hemos usado como primer paso para diseñar una vacuna universal».
De ese modo, se ataca una zona que no puede disfrazarse y se consigue una vacuna capaz de atacar a todas las variantes de la gripe. Como resultado, las vacunaciones estacionales dejarían de ser necesarias.
En busca y captura del virus
Para llegar a estos resultados, los investigadores crearon moléculas capaces de imitar esa región conservada de la hemaglutinina, de forma que al inyectarla en un organismo sano este fabrique anticuerpos contra esa zona y al mismo tiempo contra los virus que lleguen en el futuro. Una vez hecho esto, probaron su eficacia en ratones, hurones y monos.
«Es muy dificil para el virus escapar a los anticuerpos que atacan esta región», declara Ian Wilson, un investigador que ha participado en el estudio publicado en «Science», a la vista de los resultados. El motivo es que «se trata de una zona que es necesaria para que el virus pueda infectar a una célula, y al mismo tiempo está muy conservada entre las distintas cepas y subtipos (A y B) de gripe», concluye.
Erradicar la gripe
Por otro lado, José Antonio Melero, investigador del Centro Nacional de Microbiología que trabaja en este virus, destaca cuál es la importancia de estos trabajos: «Demuestran, en teoría, que se podría producir una vacuna que respondería ante todas las variedades de gripe. Pero aún queda mucho trabajo por hacer», alerta. «Habría que probar su eficacia en humanos y buscar sus efectos secundarios, como una respuesta inmune excesiva». La recompensa final sería, en su opinión, erradicar a la gripe de la faz de la Tierra.
Las «armas secretas» del virus de la gripe (por GONZALO LÓPEZ SÁNCHEZ)
Este virus es un auténtico maestro del disfraz capaz de escabullirse del sistema inmune. Pero, ¿cómo lo hace?
–«Su material genético es de ARN, lo que implica que es muy variable y que puede adaptarse rápidamente al hospedador», explica el virólogo José Antonio López Guerrero. Además, tal como dice, su genoma está fragmentado en ocho partes que pueden intercambiarse, y cuenta con dos proteínas que marcan su variabilidad: la neuraminidasa (N) y la hemaglutinina (H). De ahí que cada variante de gripe reciba el nombre en función del tipo de estas moléculas que porta, como puede ser H3N5.
-Por su parte, el también virólogo Esteban Domingo resalta que este material genético puede incorporar fragmentos de distintos animales y generar además una estructura en cuasiespecie, lo que quiere decir que en cada organismo y en cada célula hay muchas variantes del virus al mismo tiempo. «En un organismo infectado puede haber cien mil millones de virus. Son capaces de evolucionar muy rápido y tienen mucha capacidad para adaptarse».