Tras el caso de sarampión, un científico explicó en las redes por qué hay que “pincharse” y los riesgos que implica no hacerlo.
Tras la sorpresa que causó la notificación de un caso de sarampión autóctono en nuestro país, un científico local llamó a tomar conciencia sobre la necesidad de cumplir con el calendario de vacunación a través de un video que subió a YouTube. Y el video se viralizó.
Allí, Fabricio Ballarini, investigador del Conicet, cuestionó la decisión de quienes no vacunan a sus hijos al considerar que exponen a “los más vulnerables que son los niños y los adultos mayores”.
“Los que intentamos comunicar Ciencia a la sociedad -señaló- buscamos que llegue lo que ya está científicamente verificado, y que la sociedad tome conciencia, por ejemplo, del peligro de no vacunarse”.
Así, el científico que protagonizó el video, grabado hace dos años pero que ahora se viralizó en las redes sociales, explicó con gráficos y advertencias los riesgos de no adherirse al calendario de vacunación.
Para el especialista, existe una moda o un movimiento “antivacuna” que proviene de una investigación falsa publicada hace algunos años que relacionó el autismo con la aplicación de una vacuna (ver aparte).
“Los científicos para comunicar sus resultados usan revistas científicas, esas revistas requieren que los científicos sean éticos, y hubo hace años una investigación que relacionaba a vacunas con autismo, y después se comprobó, con los años, que esa investigación era falsa. Echaron a ese investigador, le quitaron el doctorado, pero ese germen de esa publicación quedó y dejó ese marco de duda”, explicó.
Cuestionó en ese sentido a la persona que decide no vacunar, ya que “está condenando a su hijo que no tiene poder de decidir” y consideró que “las personas que no vacunan a sus hijos tienen un error grande a nivel de visualizar el problema”.
Ballarini explicó además que “cuando algún padre no vacuna a su hijo y dice que no se enferma, es porque justamente el resto de los compañeritos de su hijo están vacunados”.
“La vacunación no es un acto individual, es un acto colectivo, necesitamos que el 95% de la población esté vacunada, Lo más grave es que las personas más vulnerables son las más chiquitas y los adultos mayores”, agregó tras afirmar que si la población dejara de vacunarse podrían retornar a nuestro país enfermedades como el sarampión, como señaló que está pasando en Venezuela, Italia y Europa.
El científico también desmintió que sea “un gran negocio hacer vacunas, ya que no es un negocio rentable. Sostener la enfermedad no es un gran negocio, por lo tanto no es una cuestión de dinero de las farmacéuticas, son vacunas que fabrican diversos laboratorios del mundo y son fáciles de hacer”, sentenció.
LA SOLIDARIDAD DE LAS VACUNAS
Por su parte, otra especialista, la doctora Carla Vizzotti, consultora para el análisis de estrategias sanitarias de la Fundación Huésped, señaló que “las vacunas son solidarias, un derecho y una responsabilidad social, porque benefician a quienes las reciben y, en forma indirecta, a quienes no acceden a la vacunación o tienen contraindicaciones”.
“Para que suceda esto la explicación es simple -añadió- si los que podemos nos vacunamos, se interrumpe la circulación del virus y protegemos a los más vulnerables. Como esta bebé de 8 meses que contrajo sarampión, demasiado pequeña para recibir la vacuna, que dependía de la inmunidad colectiva o efecto rebaño para no enfermar”.
“El virus del sarampión, por ejemplo -destacó Vizzotti- es muy contagioso y no tiene tratamiento. Es una de las principales causas de muerte en niños menores de cinco años, especialmente menores de 12 meses, principalmente en países o poblaciones de escasos recursos. Sus complicaciones pueden ser neumonía viral, sobreinfección bacteriana y encefalitis. En este contexto podemos preguntarnos ¿cuáles son los motivos por los que alguien decide no vacunarse o no vacunar a sus hijos? La respuesta es difícil y los motivos diversos. Si hubiera que elegir uno, sería porque no tenemos casos de sarampión autóctono desde el año 2000 y en 1998 se registró la última muerte por esta causa. Los padres de niños pequeños no vivieron los brotes de esta enfermedad, no vieron las complicaciones, las internaciones, las muertes. Entonces, la percepción del riesgo baja y se subestima a la enfermedad”.
Sarampión
Tras el caso de sarampión informado la semana pasada en una beba de ocho meses en la Ciudad de Buenos Aires, el primero que se dio en Argentina en 18 años, el ministerio de Salud bonaerense descartó que hubiera casos confirmados en la provincia de Buenos Aires.