El galardón fue compartido con la estadounidense Joanne Chory. Ambas son especialistas en biología vegetal y estudiosas del impacto de la crisis climática.
La bióloga argentina Sandra Díaz (57) ganó este miércoles el premio Princesa de Asturias a la Investigación, uno de los galardones más prestigiosos del mundo al que puede aspirar un científico. El reconocimiento fue compartido con la estadounidense Joanne Chory. Ambas son especialistas en biología vegetal y estudiosas del impacto de la crisis climática.
El Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica reconoció el trabajo que desarrollan ambas biólogas por separado y que las ubica en la vanguardia de nuevas líneas de investigación en torno a la crisis climática y sus efectos, así como en la defensa de la biodiversidad.
Díaz, doctora en Ciencias Biológicas y catedrática de la Universidad Nacional de Córdoba, es considerada una de las científicas más influyentes y reconocidas del mundo y fue presentada por la Fundación Princesa de Asturias como una “referencia científica en el área de la ecología”.
La científica se graduó en 1989 en la Universidad Nacional de Córdoba y desde 1994 es profesora allí e investigadora superior del Conicet en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (Imbiv).
También trabajó en el Comité de Ciencias de la Tierra del Futuro, una iniciativa del Consejo Internacional para la Ciencia (ICSU). Una de sus contribuciones de éxito fue el desarrollo de TRY, la base de datos de los caracteres funcionales de las plantas más grande de la historia a escala mundial.
A la vez, Díaz es la fundadora de Núcleo DiverSus, una red interdisciplinaria que lleva a cabo investigación primaria y síntesis sobre la biodiversidad y la sostenibilidad, con énfasis en América Latina y proyección global.
En sus trabajos sobre cómo la biodiversidad puede ayudar a combatir el cambio climático sus estudios se enlazan con el de la estadounidense Chory, quien según recordó el jurado ha estado estudiando “el desarrollo de plantas capaces de absorber hasta 20 veces más dióxido de carbono del aire que las normales”.
Dicho proyecto pionero tiene lugar en el Instituto Salk, en La Jolla (California), donde Chory, de 64 años, dirige la Harnessing Plant Initiative. El programa consiste en editar genéticamente esas plantas, de manera que puedan absorber más dióxido de carbono, por lo que según valoró el jurado, “se trata de un proyecto de investigación que lucha contra el calentamiento global y, por tanto, el cambio climático”.
Díaz cuenta, además, con numerosos premios nacionales e internacionales, como el Premio Nobel de la Paz otorgado en 1997 al Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), con el que trabajó entre 1994 y 2007.