Es un cultivo muy importante por su valor agregado. Afectado ahora por las lluvias, viene perdiendo terreno frente a la soja.
Mientras se espera una muy buena cosecha de soja a nivel provincial de más de 16 millones de toneladas, la producción de maíz en Buenos Aires no dejaría excelentes noticias para la campaña 2013/2014: estimaciones oficiales hablan de una caída de 40% en relación a la campaña anterior, ocasionada sobre todo por un brusco descenso en los rendimientos de ese cereal.
La cosecha de maíz, cultivo insignia del valor agregado, parece avanzar un poco más lento de lo habitual debido a las malas condiciones climáticas que vienen sufriendo el centro y el sur de la Provincia y que han causado preocupantes inundaciones en buena parte de la superficie de medio centenar de distritos. Los productores estiman que concluirán la trilla –la operación que separa el grano de la mazorca- a fines de este mes.
Aquella estimación oficial respecto a la caída en la cosecha de maíz está contenida en el informe de coyuntura económica que, con periodicidad mensual, elabora el ministerio de Economía de la Provincia. Otros cálculos privados, como el realizado recientemente por la consultora abeceb.com, hablan de un desplome de un 30%. Como sea, parece ser una mala noticia teniendo en cuenta los múltiples usos a los que puede destinarse la producción de maíz, más allá de su condición de cereal exportable.
Es, por ejemplo, materia prima esencial para productos de consumo en el mercado doméstico y además es vital en la producción de proteína animal. Como dicen los especialistas, más maíz significa más carne de vaca, de cerdo y de pollo. De hecho, casi el 78% de los producido va a la alimentación de estas especies.
ALERTAS
En el gobierno bonaerense se han prendido luces de alerta por este tema. Decidido a trabajar la relación con el campo -mayoritariamente refractario al oficialismo- en su condición de precandidato presidencial, el gobernador Daniel Scioli ordenó a sus funcionarios explorar recetas creativas para interesar a los productores rurales en la opción por el cultivo del maíz, uno de los productos del campo que en cierta manera ha sido víctima del arrollador crecimiento de la mucho más rentable plantación de soja.
Así, desde este mes de agosto estarán vigentes nuevos mecanismos para financiar la siembra de este cereal –también del girasol- similares a la ya conocida tarjeta Procampo: básicamente, los productores pueden financiar la compra de semillas, fertilizantes, agroquímicos y demás insumos, en un plazo de hasta 270 días y con una tasa de financiación del 0%.
Pero sólo hasta allí llegan las atribuciones provinciales para mejorar la cantidad de hectáreas sembradas de maíz porque, en verdad, las mayores causas que hacen que su cultivo descienda hay que buscarlas en el mercado internacional y en las condiciones locales para exportar. En el primer sentido, los productores se encuentran hoy con un valor internacional del maíz argentino en los niveles del año 2010, una baja que se da básicamente por la muy buena cosecha que hubo en el hemisferio Norte, sobre todo en Estados Unidos, lo que provoca que haya más cereal de este tipo disponible en los mercados externos.
Actualmente es, de hecho, el grano más cultivado del mundo. En el plano interno, si bien se anunció no hace mucho una baja en las retenciones a las exportaciones del maíz, ese impuesto está hoy en el 20%. Más bajo que la soja, que tributa el 35%, pero en niveles que para el productor significan una ecuación económica poco atractiva. En este sentido, el sector rural argentino en general y el bonaerense en particular, esperan un anuncio de parte del Gobierno nacional para la próxima campaña maicera 2014/2015.
Al menos esto es lo que viene escuchando el ministro de Asuntos Agrarios de la Provincia, Alejandro “Topo” Rodríguez, en las reuniones que mantiene con los ruralistas. Con la venia de Scioli, el funcionario se viene manifestando a favor de una baja progresiva de las retenciones para ciertos cultivos.
Es notable mirar los datos de la evolución de cultivos en la Provincia: salta inmediatamente a la vista cómo la soja sacó una enorme ventaja sobre el resto, en cuanto a superficie sembrada y toneladas de producción. Comparando a la oleaginosa con el maíz en los últimos 30 años hay que decir que: -En la campaña 1982/1983 la Provincia tuvo 1.075.000 hectáreas sembradas con maíz, lo que significó una producción de 3.280.000 toneladas de ese cereal. En aquella época, la soja ocupaba sólo 650.000 hectáreas y producía 950.000 toneladas. -En la campaña 2012/2013 el maíz llevó el área sembrada a 1.606.000 hectáreas y las toneladas de producción a 9.790.000.
Pero la soja extendió su presencia a 6.734.155 hectáreas y multiplicó su producción notablemente, llegando a 17.812.808 de toneladas. Se trata de datos oficiales del ministerio de Agricultura de la Nación, avalados por la Provincia y brindados como información oficial en el ministerio de Asuntos Agrarios y en el de Economía.
DATOS SOBRE EL CULTIVO
Además de ser el más sembrado en el mundo por su valor como materia prima para varias industrias, el maíz es el cultivo con mayor aplicación de biotecnología. Esto se ve reflejado en un aumento muy importante en el llamado “rendimiento” que ha tenido en las ultimas décadas. Puntualmente en la provincia de Buenos Aires pasó de dejar un promedio de 3.496 kilos por hectárea en la campaña 82/83, a 8.010 Kg/ha en la campaña 2012/2013.
En este aspecto, y a pesar de que se espera una caída fuerte para la campaña que está por cerrar, le saca varios cuerpos a la soja, que durante el año pasado tuvo un rendimiento de 2.689 kilos por hectárea. Dentro del sistema agropecuario, la cadena de valor del maíz -esto es, el proceso que va desde la preparación del suelo para sembrar hasta la venta en boca de expendio de los productos derivados- es de las que mejor índice de empleo tiene en relación a la superficie sembrada: a nivel nacional crea 11 puestos de trabajo cada 100 hectáreas cultivada, según datos de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) correspondientes a 2011.
A nivel nacional, la cadena completa del maíz genera el 2,8% del empleo (450.000 personas), representa un 1,6% del PBI, un 2,4 de la recaudación y tiene un peso del 6,1% en las exportaciones totales, según los datos oficiales consultados.