La eólica marina conquista las costas británicas

Conocé las obras de construcción del que a partir del año que viene será el segundo mayor parque eólico marino del mundo y suministrará energía a 630.000 hogares en Reino Unido.

El helicóptero deja atrás la mancha urbana de Londres, avanza sobre el estuario del Támesis y enfila hacia el Mar del Norte. Atrás queda el London Array, que fue durante un tiempo el mayor parque eólico del mundo, superado sobre la marcha por el Hornsea One, en rivalidad con el East Anglia One que construye Iberdrola a 50 kilómetros de las costas de Suffolk y sobre el que ahora volamos.

Las turbinas de Siemens Gamesa recuerdan desde arriba a los molinillos que soplábamos de niños en el campo. Perfectamente alineadas sobre el mar plateado, se extienden por una superficie azul de 300 kilómetros cuadrados. Cuando nos acercamos a su altura es cuando nos hacemos una idea de su auténtica dimensión: el diámetro del rotor, con las palas a pleno rendimiento, es de 167 metros (un campo y medio de fútbol).

Impresionan también los mástiles blancos, anclados al fondo marino sobre pilotes de 40 metros y cimentaciones de tipo “jacket”, también “made in Spain” (Windar, en Avilés, y Navantia, en Fene). La subestación marina a lo Mad Max se llama Andalucía II y ha sido fabricada en Puerto Real. Allí se recoge la electricidad producida por los aerogeneradores y se transforma la tensión para poder trasladarla a la subestación terrestre en Burstall (a través de dos cables de exportación en el fondo del mar, cada uno de 85 kilómetros).

“Hace apenas diez años, éramos cuatro personas en nuestro departamento y cuando hablábamos de eólica marina parecía ciencia ficción”, recuerda Alvaro Martínez Palacios, director de operaciónes offshore de Iberdrola. “Estamos ante proyectos de ingeniería de primera magnitud y con tecnología de altísima precisión. Todo evoluciona tan rápido que cuando se habla del parque más grande del mundo siempre hay otro más grande en planeamiento. Aquí funcionamos con turbinas de siete megavatios, pero estamos trabajando ya en proyectos turbinas de diez megavatios”.

Llegamos en helicóptero a East Anglia One justo en el ecuador de la construcción del parque eólico marino con 714 megavatios de capacidad, que proporcionará energía para 630.000 hogares con su largo centenar de aerogeneradores a partir del próximo año, cuando se convertirá en el segundo mayor parque eólico del mundo. Con los tres sucesivos proyectos que vienen detrás (East Anglia One Norte, East Anglia Dos y East Anglia Tres) la capacidad final se multiplicará por cinco.

OCHO MILLONES DE HOGARES BRITÁNICOS

“La sostenibilidad se define así: haz lo que tienes que hacer ahora sin comprometer a las futuras generaciones”, asegura con su marcado acento escocés Jonathan Cole, al frente del negocio global de offshore de Iberdrola, y vínculo con la filial Scottish Power, que aspira a ser la primera de las seis grandes británicas cien por cien renovable. “En el 2020, más de ocho millones de hogares británicos estarán abastecidos por turbinas eólicas en el mar, y las perspectivas son inmejorables conforme se mejora la tecnología y se reducen los costes”.

Con su régimen de vientos y las aguas poco profundas, que permiten el anclaje de las turbinas a los fondos marinos, las costas del Mar del Norte y del Mar de Irlanda son algo así como El Dorado de la eólica marina, en rigurosa competencia con el Báltico (de ahí la pujanza de Alemania y Dinamarca, las otras dos grandes potencias europeas del sector).

“En España tenemos aguas muy profundas y un uso de las costas que dificulta el desarrollo de los parques marinos”, reconoce Álvaro Martínez Palacios. “Pero no hay ninguna batalla perdida, y el desarrollo de las turbinas flotantes (con Japón marcando el camino) puede cambiar la ecuación”.

Reino Unido se ha consolidado entretanto su condición de líder mundial en eólica marina, con China apretando el acelerador y dispuesta da dar el sorpasso en los próximos meses. A diferencia de la eólica en tierra y de los altibajos de la energía solar, el Gobierno británico ha seguido una política muy continuada de apoyo a la eólica offshore, que en el 2030 podría llegar a 30 gigavatios y abastecer a una cuarte parte de los hogares británicos.

LAS ‘NACIONES UNIDAS’ DE LA EÓLICA

Con sus proyectos en Reino Unido, Estados Unidos, Alemania y Francia, Iberdrola aspira por su parte a subir al podio de carrera eólica marina, en reñida competencia con E.On y por detrás solo de los dos gigantes del sector: Orsted y Vattenfalll. El parque de East Anglia One ha requerido una inversión de 2.900 millones de euros y ha creado no solo un efecto tractor en España, también en compañías británicas como Harland & Wolf o incluso Emiratos Arabes Unidos (Lamprell).

Más de 2.000 trabajadores -algo así como las Naciones Unidas del offshore- han arrimado el ascua en el proyecto, como atestigua el documental United by the wind.

“La eólica marina ha sido el salvavidas de la industria naviera en España”, reconoce José Luis Ponce, de Galictio. Emma Browning, consejera ambiental del proyecto, recalca el enterramiento de las estructuras en tierra para evitar el impacto en las costas y en la fauna autóctona, con la construcción de una ecobarrera. Y Stan Clouton, responsable de seguridad, recrea el esfuerzo que la plantilla de marineros, instaladores y buzos han tenido que hacer en medio del intenso oleaje del Mar del Norte para que levante el vuelo la promesa de la eólica marina.

Hoy es sin embargo un día extrañamente plácido en las costas británicas. El helicóptero regresa a su base en tierra después de esta singular incursión a un futuro de emisiones cero. El premier Boris Johnson reitera entretanto su propósito de alcanzar la neutralidad de carbono en el Reino Unido en el 2050, con el permiso del Brexit.