La sequía afecta gravemente el tráfico fluvial del río Rin, el más largo de Alemania. Esto no solo tiene consecuencias para la industria, sino también para el suministro de energía.
“Hay una clara necesidad de desplazar más tráfico de la carretera al ferrocarril y al agua”, afirma el Ministro Federal de Transportes, Volker Wissing (FDP). Pero, en estos momentos, las cosas no pintan nada bien para las vías navegables. El nivel del agua del río Elba es tan bajo, que hace semanas que no circulan barcos por él. Y en el Rin, la vía fluvial más importante de Europa, los barcos solo van cargados a una mínima parte de su capacidad por la falta de agua.
El nivel del Rin es inusualmente bajo para esta época del año, dijo Christian Hellbach, de la Oficina para Vías Navegables y Navegación de Colonia, a finales de julio. En las últimas semanas el agua ha seguido desapareciendo, sin mejora a la vista. “Normalmente, las fases de estiaje comienzan en julio y alcanzan su punto más bajo en el periodo de septiembre, octubre”, dice Hellbach.
Las autoridades dejan en manos de los armadores la decisión sobre el transporte fluvial cuando hay aguas bajas. De momento, sigue funcionando, aunque con restricciones. “Seguimos navegando, pero solo podemos cargar entre el 25 y el 35 por ciento de la capacidad del barco”, dice el director de la cooperativa naviera DTG, Roberto Spranzi, que opera unos 100 barcos en el Rin. “Esto significa que los clientes, a menudo, necesitan tres buques en lugar de uno solo para transportar su carga.”
El nivel del agua puede afectar al suministro de energía
El estiaje llega en un momento inoportuno, en el que estaban volviendo a la normalidad las cadenas de suministro interrumpidas durante la pandemia. Además, la crisis energética provocada por la guerra de Ucrania está poniendo en aprietos a la navegación interior. Para garantizar el suministro de energía, con menos gas ruso o completamente sin él, se volverán a utilizar más centrales eléctricas de hulla.
Esto aumenta la demanda de carbón, que se transporta desde los puertos hasta las centrales eléctricas por vías navegables interiores. Otra consecuencia de la guerra de Ucrania es que algunos de los barcos que suelen navegar por los ríos alemanes actualmente transportan grano ucraniano por Europa. Según Spranzi, esto ha provocado una notable escasez adicional de capacidades de carga.
Las lecciones del estiaje del 2018
Especialmente tras el estiaje de 2018, Alemania vigila de cerca los niveles del Rin. Ese año, el tráfico fluvial se vio afectado durante 132 días debido al estiaje.
Tras aquella dolorosa experiencia, se inició un Plan de Acción de Aguas Bajas para el Rin que, entre otras cosas, prevé una mejor previsión del nivel del agua para que las empresas puedan prepararse para estos fenómenos meteorológicos extremos.
Además, planea desarrollar buques de menor calado que puedan navegar en aguas más bajas. Según Hamann, también es necesario invertir en infraestructuras, como la estabilización del lecho del río. Aunque esto forma parte del Plan de Acción para el Agua Baja, “en el actual presupuesto federal, los fondos para la navegación interior se han recortado en 350 millones en 2023″, denuncia. “Esto significa que solo hay 1.300 millones de euros disponibles para la navegación interior”.
La navegación interior tiene un gran potencial, dice Hans-Heinrich Witte, Presidente de la Dirección General de Vías Navegables y Navegación. “Está claro que hay capacidad libre para más barcos en las vías navegables federales”, dice el experto. “La navegación interior contribuye considerablemente a la consecución de los objetivos climáticos”, asegura. Y es que un buque moderno de navegación interior puede sustituir a unos 150 camiones.