La escuela modelo que el gobernador de Mendoza quiere replica en toda la provincia

El centro de capacitación laboral Lemos, en el departamento de Luján de Cuyo, se ha ganado un gran prestigio en el ámbito técnico. De qué se trata.

Escuela-de-capacitación-lujan-de-cuyoEl gobernador electo de Mendoza, Alfredo Cornejo, apuntó a la escuela y Centro de Capacitación para el Trabajo 6- 506 doctor Ramos H. Lemos, de Luján de Cuyo, como un “modelo para replicar” en toda la provincia durante un encuentro que compartió con el rector de la Universidad Nacional de Cuyo, Daniel Pizzi, y quien será el director general de escuelas, Jaime Correas.
Conocer ese centro educativo y ver cómo funciona, posiblemente ayude a descubrir por dónde pasarán los cambios en educación que pretende el futuro mandatario. Quizás sumen también las agudas críticas del director de la institución, Néstor Javier Américo, quien denunció “desperdicio de recursos” en la educación técnica mendocina.
La formación profesional de este centro viene como anillo al dedo a las pretensiones del nuevo gobernador: “Tener un trabajo es el mejor instrumento para el crecimiento colectivo de una sociedad”, aseguró Cornejo días atrás en una jornada de trabajo que se realizó en la UNCuyo para ver cómo mejorar la educación técnico profesional.

Mirando el modelo

Américo tiene 45 años, es mecánico industrial, y desde hace 19 años es el director del centro de capacitación Lemos, de Luján, quien durante 28 años formó a decenas de técnicos mendocinos.
Américo tiró su primera definición: ”La institución está al servicio del hombre frente al sistema laboral para poder incorporarlo al circuito formal de trabajo”.
“Nosotros –dijo– interpretamos que la movilidad social está ahí, mejoramos las condiciones de empleo, no generamos trabajo. Pero si nosotros mejoramos las condiciones de empleo y, además, lo ubicamos en un trabajo formal,  seguro que la familia de ese hombre estará mejor”.
Subrayó asimismo que los pilares del “modelo” son tres: la sistematización, la vinculación muy fuerte con el sector productivo y el amplio compromiso del equipo de trabajo.
“Me parece que no estamos haciendo nada del otro mundo –dijo Américo–, estamos haciendo lo que se debe hacer para lo que el Estado me está pagando. Lamentablemente somos la excepción cuando tendría que ser la normalidad”.
También pegó duro al decir que “este modelo educativo lo llevamos adelante en soledad, a contra pelo del sistema. Consideramos que el sistema se cambia desde adentro, nunca de arriba para abajo, no con imposición sino en el convencimiento de la gente para poder cambiar”.
En esa misma línea, el director afirmó: “Hacemos un trabajo muy importante para la sociedad y para la movilidad social. Durante un año capacitamos a la persona,  la dejamos a punto y comienza a trabajar. Lo nuestro no es terminalidad educativa sino la enseñanza de un oficio. Trabajamos en la base de la pirámide, en la parte operativa, y tiene un impacto muchísimo más rápido”.

Las críticas

“Estamos poniendo recursos para hacer las cosas mal”, dijo el director criticando el sistema que en la provincia cuenta con 71 escuelas  técnicas y 79 centros de capacitación laboral.
Apuntó además que “la provincia adquirió con fondos nacionales 6 aulas móviles con equipamiento de primera línea, unos entornos formativos envidiables. El objetivo es llevar esta tecnología a los lugares más desfavorables donde la gente no puede movilizarse a los centros tecnológicos. Sin embargo, una de las aulas estaba frente a la plaza de Maipú, otra en la playa del Carrefour y así han estado en lugares céntricos”.
También fue muy crítico de aquellos que dan cursos sobre materias técnicas sin instituciones que validen sus títulos: “Frente a las municipalidades, sindicatos y otros que hacen capacitación con dineros de diferentes lugares, dando cursos en una habitación de estas, sin tecnología ni absolutamente nada, les otorgan certificaciones y nadie las reconoce, nadie las valida. Entonces somos parte de una gran mentira, hay que decir basta”.

El espacio educativo

Los amplios espacios del Centro de Capacitación para el Trabajo H. Lemos, de Luján, lucen limpios y ordenados: cientos de herramientas están ubicadas en su lugar, los baños se ven impecables y sin inscripciones, los antiguos bancos de las aulas no están rayados ni dañados. Aquí trabajan y estudian 300 alumnos en cursos anuales muy exigentes y muchos de ellos salen con trabajo.
En 13 laboratorios y talleres, con tecnología de punta, se capacitan en soldadura, soldaduras especiales, soldaduras industriales, soldaduras domiciliarias, electricidad industrial, electricidad en media tensión, instrumentistas, mecánica básica, inyección de combustible en automóviles, refrigeración, instalación domiciliaria de gas, bombistas, cañistas industriales. También desarrollan cursos con IMRA en la Federación de Cámaras Metalmecánicas de la República Argentina y capacitan junto a Asinmet (Asociación de Industriales Metalúrgicos de Mendoza). Trabajarán también en enero cuando el 11 comience otro de los cursos de 48 horas de asistencia.
Es una de las pocas instituciones en Argentina que, auditada por IRAM, certifica calidad de instituciones de calificación profesional. Por otro lado, junto a la Universidad Tecnológica certifica competencias laborales.

Los testimonios

Lucero Martín tiene 24 años, viaja todos los días desde Rodeo del Medio y está haciendo el curso de soldadura industrial: “Me llama la atención la calidad de la institución, la cantidad de maquinaria. Venimos porque da una buena herramienta, una buena base para después entrar al mercado laboral mejor preparados”.
Por su parte, Ramón Néstor López, de 48 años, de Luján, está haciendo el curso de gasista: ”Vengo a perfeccionarme sobre el trabajo que hago años. Siempre tenía que estar con un  tercero y abonarle lo que sale la firma, el plano y de más. El curso es muy amplio y nos dan la posibilidad de salir con la  matrícula”.
Afirma que el centro es “perfecto, tiene muchísimas exigencias pero así salimos con una calidad profesional muy buena”.
En tanto, Eduardo Santín, de 19 años, también de Luján, aprovechó el año: cursa tornería  en la tarde, en la noche hace el curso de operador metalúrgico y soldadura nivel 1 y 2,  mientras que ya realizó su capacitación en soldadura básica.
“El centro tiene una muy buena capacidad profesional. Vine porque me comentaron
que era muy buen colegio y salías trabajando”, detalló.