El Dr. Arturo Vitale, investigador del CONICET, formó parte de un grupo de trabajo que logró establecer una vinculación entre la ayahuasca y los engranajes bioquímicos que originan las alucinaciones características de la esquizofrenia. Además, en la 99.9, advirtió que “el 1% del planeta tiene este desorden”.
Los investigadores argentinos, a menudo suelen trabajar sobre ciertas cuestiones que son realmente reveladoras una vez que se termina la investigación. Eso sucedió con el equipo que encabezó el Dr. Arturo Vitale, del CONICET, que descubrió que la ayahuasca, bebida que se utilizaba en la antigüedad, tiene vinculación con los engranajes bioquímicos que originan las alucinaciones características de la esquizofrenia.
El propio investigador resaltó en entrevista concedida a la 99.9: “No es un trabajo mío, sino de un grupo de investigación donde hay médicos bioquímicos, biólogos, veterinarios y demás. La empezamos hace más de 20 años; estudiábamos qué relación había entre los efectos de la ayahuasca y algún tipo de esquizofrenia alucinatoria. Queríamos saber si había una reacción química o bioquímica”.
El trabajo los llevó a varias conclusiones, que Vitale explicó: “Hallamos en la orina de los bebedores de ayahuasca el mismo metabolito que el que tienen los esquizofrénicos. Empezamos a estudiarlo entonces, y encontramos que la esquizofrenia es un problema metabólico, y la ayahuasca produce una inhibición de ciertas enzimas que provocan estos metabolitos, lo mismo que los enfermos”. Abundó: “también se demostró que es hereditaria. Incluso se sabe en qué gen está el problema y que en general se hereda de la madre. En la esquizofrenia, el problema es que una vez que se provoca el brote, generalmente en la pubertad, es imposible volverlo atrás. Pero si en la familia hay un caso, es conveniente hacer análisis a los niños de esa familia a los 5 o 6 años, para ver si tienen ciertas tendencias. Si se los trata debidamente, cuando sea grande no se va a enterar que ha tenido el problema”.
La esquizofrenia es un problema a nivel mundial y el especialista aclaró que “aproximadamente el 1% de la humanidad sufre esta enfermedad, independientemente de los factores que lo rodeen”. Pero una vez que aparecen los síntomas, ya es imposible una vuelta atrás: “una vez que se produce el brote, el tratamiento es imposible, pero sí hay otros que lo socializan y lo dejan muy bien, algo positivo para él y su familia. El problema muchas veces pasa por la familia; es difícil admitir que tenemos un loco en la familia”.
Por otro lado, lograron demostrar algunas características propias de la sustancia utilizada: “Hemos estudiado la ayahuasca, un brebaje que tomaban los incas del Amazonas a modo de ritual, que luego se trasladó como una costumbre a algunas zonas de Argentina. Demostramos que no es inocua y genera tolerancia, no adicción, es decir que cada vez se necesita más para tener el mismo efecto. El problema es que altera los parámetros bioquímicos y no tiene vuelta atrás”.
Para evitar que estas afecciones se propaguen, el Dr. Vitale afirmó que “tendría que haber mucha más información para los individuos, sobre todo en cuanto a las consecuencias, más allá del efecto”.