El monumento al navegante fue instalado en el Paseo de la Costanera.
Tras varias mudanzas y una pulseada historiográfica que involucró a la sociedad civil, el monumento a Cristóbal Colón finalizó su periplo desde su lugar original detrás de la Casa Rosada y encontró su lugar definitivo. La estatua fue instalada en una de las plazoletas inauguradas ayer frente al Aeroparque Jorge Newbery, en el “Paseo de la Costanera”.
Realizado por el escultor Arnoldo Zocchi y donado por la comunidad italiana en 1921, la figura permaneció durante 90 años entre la sede del Poder Ejecutivo y la avenida circular Avenida de la Rábida. Fue así hasta marzo del 2013, cuando la entonces presidente Cristina Kirchner ordenó reemplazarla por otra obra en homenaje a Juana Azurduy -donada por el presidente de Bolivia, Evo Morales-.
La decisión disparó una intensa pulseada política y judicial entre la Ciudad y la Nación, que incluyó movilizaciones de la colectividad italiana. Contra el reclamo porteño, el ex secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, se erigió como uno de los principales defensores del traslado. Según el plan de la Casa Rosada, el objeto iba a ser trasladado a la Plaza Colón de Mar del Plata.
El gobierno nacional sostenía que la potestad sobre el monumento era suya, mientras que la gestión del PRO planteaba que estaba bajo su órbita. Por momentos, la discusión entre las jurisdicciones tuvo fuertes contrapuntos y chicanas. “Ellos ya tienen un Colón en la avenida Costanera Sur que está abandonado, sucio, roto. Si tanto les interesa su figura, que se ocupen de ese”, despotricó el funcionario. “Si dejamos que esto pase, mañana nos afanan el Obelisco”, replicó Horacio Rodríguez Larreta cuando era jefe de Gabinete porteño en uno de los cruces habituales.
El 31 de mayo de ese año, una medida cautelar frenó el traslado de la mole de 623 toneladas y 26 metros de altura. El reclamo fue acompañado por asociaciones civiles, vecinales y agrupaciones de la colectividad italiana.
Sin embargo, el litigio no resultó exitoso para quienes deseaban que se conservara el sitio original. El Juzgado Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal interviniente rechazó los planteos y convalidó la remoción.
En el medio de la controversia, se constató que la estructura mostraba signos de deterioro. Según un estudio de 2014, las rajaduras fueron producto de acciones tan disímiles que van desde el uso de hidrolavadoras, las vibraciones del tránsito de la zona y los bombardeos a la Casa Rosada en junio de 1955. Lo cierto es que el propio desmantelamiento afectó a la estatua, con el registro de daños visibles en el exclusivo mármol de Carrara. Constructores y especialistas cuestionaron ese operativo.
Hacia el mes de junio de ese año, arrancaron los trabajos de traslado y mantenimiento. Vecinos y funcionarios gritaron y forcejearon en los momentos más tensos de la pelea.
La disputa finalizó en 2014, cuando el gobierno nacional y porteño firmaron un convenio en el que acordaron los términos de la mudanza, los gastos de restauración y el futuro emplazamiento. Las erogaciones más importantes las afrontaría el Poder Ejecutivo Nacional y las tareas estarían a cargo de la Dirección Nacional de Arquitectura y las facultades de Ingeniería y de Bellas Artes de la Universidad de La Plata.
Fue en ese momento que se resolvió el destino final de la estatua frente a la Costanera Norte. No obstante, las impugnaciones judiciales de la sociedad civil continuaron.
“Rechazamos el retiro de cualquier monumento porque lo que aconsejan las normas internacionales es que no se muevan las estructuras de su lugar sino que sean las obras urbanas las que se adecúen”, argumentaba Rubén Granara Insúa, presidente de la Fundación del Museo Histórico de la Boca.
Las 250 piezas del objeto histórico estuvieron largo tiempo guardadas en el espigón Puerto Argentino, en la zona del Aeroparque Jorge Newbery. Recién en 2017 se instaló la figura del navegante frente a la terminal aérea. Las tareas se completaron ayer con la inauguración del Paseo de la Costanera, una obra que apunta a ganarle terreno al río para continuar con el plan de ampliación de Aeroparque.
En lo que respecta a Juana Azurduy, el objeto tampoco está más en la plaza que se levanta detrás de la Casa Rosada. Uno de los motivos de su remoción fue la obra del “Paseo del Bajo”, recientemente inaugurada. El monumento a la patriota del Alto Perú quedó ubicado en la Plaza del Correo, frente al Centro Cultural Kirchner (CCK).