Carlos Fernando Arroyo, intendente del Partido de General Pueyrredón, volvió a destacar el estado económico del municipio y los problemas que afronta para brindar los servicios básicos: “me tuve que convertir en un cura pedigüeño y me da vergüenza decirlo”, destacó.
El intendente municipal Carlos Fernando Arroyo, se cansó de las críticas infundadas y salió a hablar nuevamente de la difícil situación económica que están atravesando. En la 99.9, habló inicialmente sobre las pintadas que se dieron en el contexto del Congreso Nacional de Mujeres en la ciudad y destacó que “es frustrante la falta de recursos. En algunos lugares como Punta Iglesia el estado de los frentes es terrible, queremos limpiarlos. Las inscripciones son vergonzosas y en una época como ésta es terrible”.
Las constantes críticas que ha escuchado lo obligaron a realizar una conferencia de prensa para aclarar algunas cuestiones: “sentí impotencia con el tema y empecé a escuchar críticas. Me cansé porque estamos haciendo todo sin recursos. En el último operativo de tránsito que hicimos desde el playón me dijeron que no podíamos secuestrar más autos porque no había lugar. De las 10 camionetas andaban 3, tenemos una grúa y media. El estado de los edificios es deplorable en algunos casos”, detalló el intendente.
Las arcas municipales están tan vacías que el propio intendente debió llamar a privados para que colaboraran con algunas cuestiones, teniendo en cuenta que no hay dinero absolutamente para nada: “hemos hecho milagros hasta ahora, fuimos pagando las cosas y no hemos dejado de funcionar. Me convertí en un cura pedigüeño y me da vergüenza decirlo, agarré el teléfono porque había menores sin zapatillas y no podía permitir eso. Le pedí a empresarios de Mar del Plata y me ayudaron. Resolvimos algunos problemas totalmente gratis, pero por el sacrificio de la población. Así logramos salir”, remarcó.
Para desarrollar las tareas cotidianas hay elementos muy importantes y uno de ellos es el combustible, algo que tampoco tienen hoy para trabajar con normalidad: “es imposible trabajar cuando tenemos los vehículos parados por falta de combustible y no porque no tenemos donde ir a comprarlo, sino porque los que nos suministraban combustible se cansaron de que pasara el tiempo y no les pagaran”.
Otro de los puntos más importantes que ha generado una enorme deuda es el alquiler de inmuebles para distintas delegaciones, a lo cuál Arroyo indicó que “ya devolví 2 edificios y tengo una lista de 10 o 12 edificios más. Queremos sacarnos de encima esos alquileres porque se deben 5 o 6 meses en cada uno, es una responsabilidad muy grande que pesa sobre mis hombros ahora más allá de que no tenga la culpa de la situación”, remarcó.
La situación se presenta así por lo que ha dejado la gestión de Gustavo Pulti al frente del municipio, aunque nadie ahora le vaya a reclamar al intendente saliente porque dejó tantas deudas: “me la tuve que pasar tapando agujeros que no deberían estar. Es desesperante escuchar que el Hospital estaba derivando casos importantes a Dolores porque está completamente saturado. A cualquier tipo normal le produce angustia”.
Entre tantos temas a solucionar, el intendente Carlos Arroyo destacó uno puntualmente que lo mantiene en constante atención: “el gas es una gran preocupación. Me reuní con la empresa, me explicaron el problema que hay con la construcción del famoso gasoducto. Junté la documentación, hice la nota y a las 6 de la mañana salió un hombre mío para hablar en Buenos Aires con las autoridades para que se cumpla el convenio que se firmó en el gobierno anterior”, anticipó