Confiscaban el pasaporte a los empleados, no los dejaban salir de la villa y les hacían trabajar hasta 18 horas al día por salarios que eran la décima parte de lo habitual.
Un tribunal penal suizo condenó este viernes a cuatro miembros de la multimillonaria familia Hinduja a penas de entre cuatro y cuatro años y medio de prisión por explotar a sus vulnerables empleados domésticos, al tiempo que desestimó los cargos más graves de trata de seres humanos.
Los abusos cometidos por el magnate de origen indio Prakash Hinduja y su esposa, su hijo y su nuera incluían la confiscación de los pasaportes de los trabajadores, en su mayoría indios analfabetos empleados en su lujosa villa junto al lago en Ginebra. Además, los Hinduja pagaban a los trabajadores en rupias indias -no en francos suizos- en bancos de su país, a los que no podían acceder.
Ninguno de los cuatro ha comparecido este viernes ante el tribunal de Ginebra, aunque sí lo ha hecho un quinto acusado: Najib Ziazi, director de negocios de la familia. El tribunal declaró que los cuatro eran culpables de explotar a los trabajadores dándoles, por ejemplo, escasas o nulas prestaciones sanitarias y pagándoles salarios inferiores a la décima parte de lo que se paga por este tipo de trabajos en Suiza.
El tribunal desestimó los cargos de trata de personas, alegando que los empleados comprendían, al menos en parte, las condiciones. Los cuatro integrantes de la familia Hinduja también los prohibieron salir de la casa y los obligaron a trabajar jornadas insoportablemente largas, entre otras cosas.
Prakash Hinduja y su esposa Kamal fueron condenados a cuatro años y medio cada uno, mientras que su hijo Ajay y su esposa Namrata fueron condenados a cuatro años cada uno.
El juicio se inició el 10 de junio. La semana pasada se supo en el tribunal penal que la familia, con raíces en la India, había llegado a un acuerdo no revelado con los demandantes.
Los fiscales ginebrinos abrieron el caso por presuntas actividades ilegales, entre ellas explotación, trata de seres humanos y violación de la legislación laboral suiza. La familia fijó su residencia en Suiza a finales de la década de 1980, y Prakash ya fue condenado en 2007 por cargos similares, aunque menores. Los fiscales afirman que de todos modos persistió en emplear a personas sin la documentación adecuada.
Las autoridades suizas ya se han incautado de diamantes, rubíes, un collar de platino y otras joyas y bienes de la familia, en previsión de que puedan utilizarse para pagar las costas judiciales y las posibles penas. Los fiscales dijeron que, en ocasiones, los empleados -en trabajos como cocineros o ayuda doméstica- se veían obligados a trabajar hasta 18 horas al día, con poco o ningún permiso de vacaciones. Un empleado enfermo tuvo que pagar una factura hospitalaria de más de 7.000 francos, y la familia sólo aceptó pagar la mitad, según el tribunal.
Los empleados trabajaban incluso más tarde para las recepciones y dormían en el sótano de la villa, en el lujoso barrio de Cologny, a veces en un colchón en el suelo, según los fiscales, que describieron el “clima de miedo” instaurado por Kamal Hinduja.
Algunos empleados sólo hablaban hindi y cobraban sus salarios en rupias indias en bancos de su país a los que no podían acceder. Prakash Hinduja, que obtuvo la nacionalidad suiza en 2000, es, junto con sus tres hermanos, uno de los líderes de un conglomerado industrial en sectores como las tecnologías de la información, los medios de comunicación, la energía, el sector inmobiliario y la sanidad. La revista Forbes cifra actualmente el patrimonio neto de la familia Hinduja en unos 20.000 millones de dólares.