El copiloto, de 27 años, obtuvo el visto bueno para volar por última vez el año pasado. Lufthansa dice que nunca supo de sus problemas y que no se cuestionó su estado de salud.
La Fiscalía de Düssseldorf ha informado este lunes de que Andreas Lubitz, copiloto de Germanwings sospechoso de haber estrellado la semana pasada un A320 en los Alpes con 149 personas a bordo, había estado hace años, mucho antes de sacarse la licencia de piloto, bajo tratamiento psicoterapéutico por “tendencias suicidas” bajo un largo periodo de tiempo. “Posteriormente hubo más visitas médicas por prescripción de baja, sin que en ellas se constataran tendencias suicidas o agresivas”, ha comunicado Christoph Kumpa, portavoz de la Fiscalía.
Eso en cuanto a la parte psicológica. En lo físico, Andreas Lubitz estaba perfecto. “No sufría ninguna enfermedad”, ha subrayado la Fiscalía, basándose en el historial médico de la Clínica Universitaria, que hizo entrega de la documentación para facilitar la investigación sobre el accidente de avión ocurrido la semana pasada. Estos datos, junto a los ya conocidos, ponen de relieve el delicado estado mental en el que se encontraba el copiloto y su tendencia al suicido. Este fin de semana también se supo que el joven de 27 años sufría un Trastorno de Ansiedad Generalizada para el que le habían recetado un medicamento neuroléptico y estaba siendo tratado por un posible desprendimiento de retina que podría haber acabado con su carrera, según publicaron el diario francés ‘Le Parisien’ y el sensacionalista alemán ‘Bild’ en sus respectivas ediciones.
El copiloto, que habría acabado con la vida de 149 personas, obtuvo, por última vez, el visto bueno para volar el año pasado. Lufthansa, por su parte, ha reconocido que nunca supo de los problemas de salud de Lubitz y que, en los documentos puestos a su disposición, en ningún momento se cuestionó su estado de salud ni existía la necesidad de que volviera a pasar pruebas médicas o se hiciera un chequeo.
Mientras tanto, sigue la búsqueda en los Alpes franceses de la segunda caja negra, la denominada FDR (‘Flight Data Recorder’), que es la que registra todos los datos técnicos del vuelo, desde la velocidad a la altitud. Son ya seis días y cada vez, reconocen, es más difícil. “Hay que estar allí para darse cuenta de lo que es. Una turbina del avión fue a parar 400 metros por encima del punto de impacto”, asegura la policía.
Asimismo, la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA), tras el accidente, alertó el pasado viernes, bajo una recomendación “provisional”, de que las autoridades nacionales de aviación y las aerolíneas han de establecer nuevas medidas de seguridad y que haya, al menos, dos personas autorizadas en las cabinas de vuelo. Y la Comisión Europea ha anunciado en la mañana de este lunes que no modificará la normativa vigente en la Unión hasta que no concluya la investigación que las autoridades llevan sobre el siniestro de Germanwings en Francia.