Alexabdra Skochilenko lleva más de un año y medio en prisión preventiva.
Un mes después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, enviase sus tanques y tropas contra Ucrania, Alexandra Skochilenko, una pintora y música de San Petersburgo de 33 años, decidió protestar contra la guerra. El 31 de marzo del 2022 entró en un supermercado de San Petersburgo y cambió las etiquetas con los precios de los productos por cinco pequeños trozos de papel en los que pedía el fin de la intervención rusa en el país vecino. Esa acción le puede costar ahora ocho años de prisión, según pidió ayer el fiscal en el juicio que se sigue contra ella en la segunda ciudad de Rusia.
Sasha Skochilenko se convirtió en una más de los activistas y disidentes rusos reprimidos con las duras leyes de censura aprobadas poco después de que el Kremlin iniciase lo que llama “operación militar especial” en Ucrania, el 24 de febrero del año pasado. Con ellas se intenta castigar toda crítica a las fuerzas armadas rusas o a la intervención militar en el país vecino.
Los opositores rusos más destacados se encuentran actualmente en la cárcel o se han ido al exilio. Miles de ciudadanos han sido investigados, multados o condenados a prisión por manifestar su desacuerdo con la posición oficial y decir “no a la guerra”.
El 11 de abril del 2022, Skochilenko fue detenida y acusada de “difundir deliberadamente información falsa” sobre el ejército ruso en Ucrania. La pena máxima que se puede aplicar para este delito es de diez años, y según las circunstancias puede subir hasta quince.
El fiscal del estado encargado de la acusación, Alexánder Gládishev, solicitó ayer al juez una condena de ocho años de cárcel por sus acciones, además de la prohibición de usar internet durante tres, según un comunicado del tribunal de San Petersburgo. Por su argumentación, Skochilenko cometió un serio crimen motivado “por odio político contra la Federación Rusa”. El juicio se inició en diciembre del 2022.
Skochilenko lleva más de un año y medio en prisión preventiva, a pesar de que sus allegados y amigos aseguran que su salud se está deteriorando. Sufre una enfermedad intestinal crónica y un problema cardiaco congénito, y una pena de cárcel sería una “catástrofe para Sasha”, dijo a la agencia Afp su madre, Nadezhda Skochilenko, que se encuentra en París.
La protesta de Sasha sigue viva en una página web que mantienen sus seguidores y que piden su puesta en libertad. Allí se pueden ver copias de los mensajes que escribió en trozos de papel que simulaban ser etiquetas de precios.
Entre otras cosas, denunciaba el asedio al que el ejército ruso sometió a la ciudad de Mariúpol, donde según Ucrania hubo al menos 20.000 muertos. Otro de los mensajes dejados en el supermercado decía: “Putin nos miente desde hace 20 años. La consecuencia de sus mentiras es que nosotros estamos dispuestos a justificar una guerra y muertes sin sentido”.