El ingeniero Gustavo Pepe dirige un grupo de trabajo que diseñó una silla de ruedas que permite ir a la playa y hasta meterse en el agua. En la 99.9, brindó precisiones sobre el proyecto y anticipó que “todavía no se puede decir que esté en condiciones de salir como producto al uso inmediato”.
Realmente la idea se planteó como revolucionaria y puede cambiar el estilo de vida de las personas con discapacidad. En la Universidad Nacional de La Plata presentaron una silla de ruedas aptas para la playa y el mar que permiten incorporar un hábito saludable a la vida de aquellos que necesitan utilizar este implemento.
El director del proyecto es el ingeniero Gustavo Pepe que habló en la 99.9 y destacó que “el desarrollo fue una idea que surgió de un grupo de alumnos con los que tenemos un convenio entre la UNLP y el Municipio Urbano de la Costa. Vamos a dar las clases a donde los chicos viven y a raíz de este programa de diseño, se dio la posibilidad de presentar proyectos para realizar algún trabajo siempre con un fin social”.
En ese momento, los propios jóvenes se pusieron como meta llegar a una silla de ruedas con estas características y comenzaron a trabajarlo: “ellos dijeron que querían desarrollar un prototipo de una silla para que las personas con discapacidad pudieran trasladarse a la playa y disfrutar de estar en el agua. Nosotros como profesores los fuimos acompañando en el proyecto”, afirmó Pepe.
Si bien falta el tramo de la producción para que puedan tener acceso aquellas personas que lo necesiten, la fase más importante que es darle forma a una idea, está en su final. “El prototipo está prácticamente terminado, con algunos aspectos a retocar y está construido con materiales especiales para que pueda cumplir su cometido. No solamente de ir hasta la playa, sino estar en el mar”, remarcó sobre las utilidades de la silla.
Ahora falta conseguir los fondos para que se pueda desarrollar o fabricar de una forma accesible: “estos proyectos cuentan con el apoyo del municipio, están acercándose para conseguir los recursos y hacerla en serie. Hay empresas de ortopedia por ejemplo que apoyarían para hacerlo de esta manera”, anticipó.
El trabajo de la Facultad llegó hasta ese punto, sin dejar de lado que en algún momento se podría generar un espacio para la intervención en la producción que le deje dividendos a la propia entidad: “el apoyo que tienen las Facultades son puntuales. Hay un incentivo gubernamental pero sólo para desarrollar hasta el prototipo. Pero no hay nada para que la Universidad tenga una devolución que a su vez pueda utilizar para otros proyectos”.
Si bien es una buena noticia su creación y desarrollo, habrá que esperar un poco más para poder comprarla: “todavía no se puede decir que esté en condiciones de salir como producto al uso inmediato. Pero se irá desarrollando durante los próximos meses, aunque dependerá de los recursos”, concluyó.