Científicos del instituto The Scripps Research, en Estados Unidos, pudieron reproducir la imagen más detallada lograda hasta ahora de una pieza importante de la hepatitis.
Determinar la estructura de la proteína envelope glycoprotein E2 permite a los especialistas observar cómo el virus entra a la célula.
“El virus de la hepatitis C usa esta proteína como una especie de llave”, explicó a BBC Mundo el doctor Leo Kong, primer autor del ensayo publicado en la revista Science. “Es como una nano máquina y ahora podemos ver la arquitectura de esta máquina”.
La hipótesis que manejaban los expertos era que había una máquina que constaba de dos proteínas E1 y E2. “Existía una vaga idea de que por un extremo estaban adheridas al virus y por el otro se pegaba a las células del hígado”, señala Kong.
“Algunos propusieron que era algo muy parecido a lo que hacen otros virus como el del dengue -que es un patógeno importante- o el del virus del Nilo Occidental”, agrega.
“Ahora sabemos que todo eso estaba errado, pues lo que sugiere la arquitectura de la proteína es que utiliza un mecanismo completamente distinto para entrar a la célula”, añade Kong.
Según el estudio, la proteína E2 es muy diferente a la que utiliza el virus del dengue o del Nilo Occidental. Ahora los especialistas saben cuál es la parte importante del virus para infectar, por lo que esperan que se puedan diseñar fármacos para evitar este proceso.
“Esto nos llevará a un nuevo tipo de tratamiento donde atacaremos directamente la forma en que el virus entra a la célula”, señala Kong. “Creo que podemos decir que esto abre las posibilidades para desarrollar nuevas formas de atacar al virus y es la primera imagen que nos permite diseñar una vacuna”.
“Ahora que podemos visualizar los detalles estructurales de estos sitios de unión, podemos diseñar moléculas de vacunas que les imiten”.
La hepatitis C es una enfermedad viral que afecta el hígado y que se transmite por el contacto con la sangre de una persona infectada.
Según la Organización Mundial de la Salud, unas 150 millones de personas padecen una infección crónica de este virus. Y se calcula que unos 350.000 mueren al año por problemas hepáticos relacionados con la enfermedad.