La ira francesa se traslada al campo por un polémico plan de irrigación

Varios heridos graves en choques entre la policía y ecologistas radicales.

El clima de cólera social en que está sumida Francia desde hace días se extendió este sábado al medio rural. En el departamento de Deux Sèvres, en el centro-oeste del país, cerca de Poitiers, se produjeron choques muy violentos entre las fuerzas del orden y ecologistas radicales y militantes antisistema de extrema izquierda ( black blocs ), con el resultado de al menos 24 policías y 7 manifestantes heridos, entre ellos dos de muy graves.

La prefectura había prohibido la protesta contra un polémico plan de construcción de 16 grandes balsas de almacenamiento de agua para uso agrícola. Existían precedentes de batallas campales allí en años anteriores. Pese a ello, se presentaron en la localidad de Sainte Soline miles de ecologistas y de black blocs dispuestos a desafiar a los 3.200 policías movilizados.

De las escenas de guerrilla urbana que han vivido muchas ciudades francesas en las últimas semanas, en el marco de la protesta contra la reforma de las pensiones, se pasó a un despliegue y unas maniobras propias de un duelo militar. Los manifestantes más extremistas llevaban armas artesanales como cócteles molotov, bolas de hierro y material pirotécnico de alta potencia. Tres camionetas policiales quedaron totalmente calcinadas.

La guerra del agua en Deux Sèvres se prolonga desde hace unos años y es una de las expresiones de la tensión que existe sobre la utilización de un bien escaso en un contexto de emergencia climática y de periodos de sequía cada vez más prolongados. En este caso el conflicto opone a un sector de los agricultores y a ecologistas inflexibles.

Las grandes balsas, con una capacidad total de 6 millones de metros cúbicos, deben nutrirse de agua de las capas freáticas superficiales durante el invierno para luego poderse emplear para el riego de las explotaciones durante los meses de verano en que escasea el líquido elemento. Los contrarios aseguran que esta solución será nociva a largo plazo y que significa ceder a los intereses de la agricultura industrial intensiva y contaminante. Quienes defienden las balsas, incluido el Gobierno, sostienen que es una buena solución para la supervivencia de los agricultores y asegurar el abastecimiento con productos locales y no importados. Se ha prometido reducir el uso de fertilizantes químicos para aplacar a los ecologistas.

El ministro del Interior, Gérald Darmanin, calificó de “incalificable” e “insoportable” el nivel de violencia que han sufrido los policías y gendarmes. Darmanin puso énfasis en la responsabilidad de los militantes de ultraizquierda.

Lo sucedido en Deux Sèvres pone en evidencia que el descontento en Francia tiene múltiples causas, por sensaciones de agravio diversas, que está extendido por el territorio y será difícil para el Gobierno apaciguar los ánimos. Este ambiente insurreccional amenaza con desbordar a la policía. No existen suficientes fuerzas antidisturbios para cubrir todos los focos de protesta violenta y continuada.

Varios medios, entre ellos el diario Le Monde , publicaron este sábado unas grabaciones de audio realizadas de incógnito, el pasado 20 de marzo, durante una manifestación en París, en las que se escucha a miembros de las controvertidas brigadas motorizadas de antidisturbios (BRAV-M) insultar, vejar y lanzar comentarios racistas y sexistas a jóvenes retenidos en la calle, que fueron en algunos casos abofeteados. Esta filtración erosiona la imagen de la policía, ya advertida, incluso desde el Consejo de Europa, por los excesos en su represión de los manifestantes.