“Avaricia corporativa”, “capitalismo rampante”, “una locura” y “una vergüenza”; son los calificativos más escuchados a través de las redes sociales.
Estos son sólo algunos de los comentarios con los que respondió Twitter a la noticia de la repentina subida de un 5.000% en el precio de un medicamento utilizado por enfermos de VIH/SIDA en Estados Unidos.
La decisión la había tomado Turing Pharmaceuticals, una compañía con sede en Nueva York, que adquirió en agosto los derechos para Estados Unidos de las pastillas comercializadas como Daraprim, que se usan para tratar la toxoplasmosis.
Tras esa adquisición, la dosis de Daraprim pasó de costar US$13.50 a venderse en US$750.
Producir cada pastilla cuesta US$1, pero según el director de la compañía farmacéutica, Martin Shkreli, eso no incluye otros costos como los de marketing y distribución.
Y, originalmente, Shkreli defendió la decisión de su empresa diciendo que usarán el dinero generado por las ventas para financiar la investigación de nuevos tratamientos.
El martes, sin embargo, Shkreli le dijo a medios estadounidenses que iba a rebajar el precio. Pero no especificó en cuanto.
“Acordamos rebajar el precio de Daraprim hasta un punto que sea más accesible y le permita también a la compañía obtener una ganancia, aunque una ganancia muy pequeña”, le dijo a la televisora ABC.
“Teníamos que generar beneficios”
La toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa que afecta a los pacientes con un sistema inmunológico debilitado, como los pacientes de VIH/SIDA, los que han tenido un tratamiento de quimioterapia o algunas mujeres embarazadas.
Daraprim, que también se utiliza para tratar la Malaria, fue aprobado por la Administración Federal para los Medicamentos de Estados Unidos por primera vez en 1953 y fue comercializada durante años por la farmacéutica GlaxoSmithKline.
“Las compañías que nos precedieron lo estaban prácticamente regalando”, le dijo el Shkreli a la cadena de televisión Bloomberg el lunes.
“Teníamos que generar beneficios con este medicamento”, se justificó el ejecutivo.
Y, en Twitter, el ex director de fondos de inversión se burló de varios usuarios que cuestionaron la decisión de la compañía y llamó a un reportero “imbécil”.
Pero la reacción fue tal que el martes se vio obligado a cambiar su posición.
“El costo es injustificable”
Ya a inicios de mes, la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de América, la Asociación de Medicina para el VIH y otras instituciones del mundo de la salud ya le había escrito una carta abierta a la empresa urgiéndole a reconsiderar su decisión.
“Este costo es injustificable para la población de pacientes médicamente vulnerables que necesitan este medicamento e insostenible para el sistema de salud”, decía la misiva grupal.
Y la doctora Wendy Armstrong, de la Asociación de Medicina para el VIH, también disputó la necesidad de desarrollar nuevos tratamientos para la toxoplasmosis.
“Esta no es una infección para la que hayamos estado buscando medicamentos más eficaces”, le dijo a la página web de noticias sobre enfermedades infecciosas Infectious Disease News.
Y este lunes las acciones de la industria de la biotecnología cayeron significativamente en Wall Street, después de que la candidata presidencial demócrata Hillary Clinton se comprometiera a tomar medidas contra las compañías que aumentan los precios de medicinas especializadas.
“Sacar los precios de esta manera en el mercado de medicamentos especializados es escandaloso”, dijo Clinton, mencionando a Daraprim.
Y poco después, los analistas del sector le advirtieron a las empresas farmacéuticas que deben prepararse para la reacción ante la decisión de la empresa de Shkreli.
“No creo que Turing tenga alguna defensa. Y mientras esto esté en el centro del debate, nada bueno pueden esperar las industrias e inversionistas en biotecnología”, le dijo Steve Brozak, de WBB Securities, a la agencia AP.