Casanello investiga si entre el 20% y 25% de las rendiciones del partido fueron a parar a dos empresas que hacían recibos falsos. Los elementos que encontraron en los allanamientos.
La Justicia tiene en la mira al Polo Obrero (PO) por supuestas maniobras de defraudación al Estado al desviar millones de pesos que recibía del Estado Nacional en el marco del Potenciar Trabajo hacia dos empresas que realizaban facturas truchas.
Las compañías en cuestión son “Ediciones e Impresiones Rumbos SRL” y “Coxtex S.A.”, sobre las que el juez Sebastián Casanello tiene datos contundentes. Según pudo saber TN, alrededor del 20% o 25% de las rendiciones que hizo el Polo Obrero, de acuerdo a información aportada por el Ministerio de Capital Humano, fueron a estas dos compañías. La Justicia cree, entonces, que las facturas truchas ascendieron a un total de unos U$S 150 mil. Esto plata abarcaría solo el período 2020 y 2021.
El mecanismo de defraudación al Estado, según la Justicia, se desarrollaba de la siguiente manera: el Polo Obrero era una unidad de gestión, es decir, asignaba a los beneficiarios del Potenciar Trabajo las tareas que debían realizar en el marco de la contraprestación laboral de cuatro horas diarias. El Estado le enviaba dinero para que les compraran herramientas, materiales de trabajo, ropa, entre otros elementos y la Justicia detectó que esta organización desviaba parte de ese dinero a las dos firmas en cuestión.
La Justicia cree que el Polo Obrero hizo facturas truchas con plata del Potenciar Trabajo por U$S150.000
La incógnita que se hacen los investigadores ahora es determinar dónde está esa plata. Casanello tiene una pista. La empresa “Ediciones e Impresiones Rumbos SRL” era aportante del Polo Obrero, lo que le permite a la Justicia suponer que esa plata terminaba en las cuentas de la propia organización.
El circuito era simple: el Polo Obrero recibía dinero del Estado en su condición de unidad de gestión para garantizar los elementos de trabajo de los beneficiarios del Potenciar Trabajo, la organización simulaba una compra a través de Rumbos (que hacía las facturas truchas) y luego esa firma hacia aportes al propio PO. Para la Justicia es un sistema de autofinanciamiento con plata del Estado.
En los allanamientos ordenados por el juez ante el pedido del fiscal Gerardo Pollicita se encontró prueba que acredita la posible defraudación contra el Estado. A la Justicia le llamó la atención que las facturas halladas se hacían por montos “redondos”, algo extraño si se tiene en cuenta que el IVA suele hacer que el número final a cobrar sea impar. Por otra parte, hallaron facturas con la frase “por las dudas”, como si se tratase de recibos a disposición en caso de tener que simular un gasto.
De cualquier manera, el dato central para los investigadores es que la empresa Ediciones e Impresiones Rumbos SRL aportaba dinero para el Polo Obrero. La imprenta en cuestión fue fundada en 2017 por Christian “El Colo” Rath, un exdirigente del partido que murió tiempo atrás, y Roberto Adrián Albornoz, que fue citado a indagatoria para el próximo 25 de junio.
Lo que la Justicia tiene probado es que el Polo Obrero -en su condición de unidad de gestión- recibía millones del Estado que debía destinar a garantizar los materiales y condiciones de trabajo de los beneficiarios del Potenciar Trabajo, pero los desviaba a esta imprenta y a Coxtex S.A. para que el dinero en cuestión tenga otro uso. Las facturas que se analizaron son de los años 2020 y 2021.
“Lo que encontramos es que además de la extorsión para que vayan a marchas o sacarles un porcentaje del Potenciar Trabajo, la organización Polo Obrero pudo haber cometido el delito de defraudación al Estado al malversar fondos públicos”, dijo una fuente con acceso al caso. Quien firmaba los convenios entre el PO y el ex Ministerio de Desarrollo Social era Eduardo Belliboni, y por eso se tendrá que presentar ante la Justicia el 25 de junio, junto con María Isolda Dotti (la dirigenta a la que le encontraron US$54 mil en su casa), Iván Ortiz y el propio Albornoz.
Cuando la Justicia allanó las oficinas de esta empresa en la Ciudad de Buenos Aires le sorprendió el ver que el lugar no parecía una imprenta. “Era un PH, no más”, dijo una fuente.
La Justicia también tiene probado que la firma Coxtex S.A. -la otra empresa que le habría provisto al Polo Obrero facturas truchas- figura en la AFIP como una empresa que se dedica justamente a confeccionar recibos apócrifos para dibujar gastos. Los investigadores hablan de que se presentaron facturas apócrifas por un número millonario.
“Se trató de montos significativos que fueron canalizados a través del uso de diferentes personas jurídicas, con la finalidad de obtener un beneficio particularizado. Así, lo público se confundió con lo privado al financiar actividad partidaria”, expresó Casanello en el escrito con el que convocó las indagatorias.
Para el Juez, estas maniobras de defraudación al Estado luego se vieron complementadas con más aprietes, extorsiones y amenazas por parte de los dirigentes piqueteros hacia beneficiarios. “En una primera línea se encuentra la malversación y en una segunda la plata que se generó a través de las extorsiones”, explican. Esta última sea tal vez la más aberrante, ya que a través de las pruebas que se recopilaron en el caso se comprobó que a los titulares del Potenciar Trabajo se les pedía entre $2000 y $3000, eran obligados a ir a las marchas y, si no lo hacían, no podían pasar a retirar los bolsones de comida e incluso quienes no asistieran esas movilizaciones hasta debían abonar $10.000 en multas.