La Doctora en Filosofía y ensayista Diana Cohen Agrest, habló esta mañana con la 99.9 y se refirió a las expresiones del Ministro de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni. “El informe enmascara algunas falencias, datos que se pueden interpretar de distintas maneras”, agregó.
El sistema garantista al cual adhiere la Justicia de nuestro país sigue siendo un tema de debate constante, y en el último tiempo es especialmente cuestionado a partir de los hechos cotidianos de inseguridad. Como sucedió en Mar del Plata, con el hombre de 40 años que falleció después de que los vecinos lo golpearan cuando lo encontraron a punto de violar a una niña de 5 años, la sociedad empieza a tomar otros atajos para hacer justicia. Sobre estos temas habló esta mañana con la 99.9 la Doctora en Filosofía y ensayista Diana Cohen Agrest, y se preguntó: “¿qué pasa cuando la Justicia no cumple con lo que tiene que cumplir? La única opción, terrible y aberrante, es imponer la justicia por mano propia”.
Todo el sistema parece estar fallando. Y ahora han surgido intentos por tergiversar cifras para justificar los métodos judiciales que se emplean, como lo ha hecho el Ministro de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni. Al respecto, Cohen Agrest resaltó: “es una justicia desviada que ve con un solo ojo, y además ve mal. Porque cuando dicen que hay que defender las garantías y los derechos de los que fueron menos beneficiados por la lotería de la vida, se incurre en un error. Por lo general, la víctima es tan marginal y pobre como los propios agresores, y eso traza una especie de falacia donde se intenta defender al que menos tiene pero se está atacando en el mismo gesto a la víctima que proviene del mismo lugar”.
Las posiciones entre quienes cometen los crímenes y los damnificados se invierten con el garantismo: “hay una inversión entre la víctima y el victimario. Caemos en el ‘por algo habrá sido’. Si una chica es violada o abusada, se dice ‘por algo habrá sido, salió con pollera corta’. Estas expresiones fueron parte del proceso militar y hoy se están utilizando nuevamente”, puntualizó Agrest.
Refiriéndose específicamente a las palabras de Zaffaroni, la filósofa aclaró que “hay muchas falencias que enmascara el informe, con una cantidad de datos que pueden ser leídos de una manera o de otra. La lectura que hace el Ministro me parece que no es la correcta. Nos entrampa, porque uno súbitamente se descubre utilizando la misma retórica que él creó y haciéndole el juego. Hay que se cuidadosos y llamar a las cosas por su nombre. Con esta nueva retórica, se habla de ‘prisionizado’ y se utiliza una serie de eufemismos cuando en realidad tiene un nombre y se lo han ganado: ‘delincuentes’”.
En muchas ocasiones, los crímenes tienen que ver con los mismos extractos sociales: “hay que aclarar que hay delincuentes que delinquen sin necesidad alguna y con afán de lucro, hay que poner en escena los ‘crímenes de segunda categoría’ como dice Zaffaroni. Siempre pongo el ejemplo del chico que hace delivery de empanadas y el que lo mata para sacarle la moto y es de la misma extracción social; es una lucha de pobres contra pobres. Uno trata de ganarse la vida trabajando y el otro, en lugar de seguir el camino de la ley, termina asesinando”, indicó Agrest.
Volviendo a las palabras del Ministro de la Corte, hay un punto sumamente importante: “Zaffaroni dice que aumentaron los asesinatos en situación de riña. En primer lugar, quien muere en una riña es tan doloroso y tan muerto como quien muere de un balazo, está discriminando entre homicidios de primera y segunda clase. En segundo lugar, en la manipulación de las estadísticas, ¿cómo se califica una riña? Es un concepto tan mendaz y variable que uno puede poner en ese casillero de riña cualquier muerte”, explicó la especialista.
Por último, destacó un dato oficial del Gobierno que habla por sí sólo de las maniobras para bajar las cifras de homicidios: “hace dos meses atrás se publicó un dato del Ministerio de Salud de la Nación, diciendo que en los últimos tiempos se había creado un casillero en las actas de defunción de los hospitales donde se debía llenar en aquellas muertes calificadas como ‘de causa externa intencional no determinada’. Cualquier muerto que viene de zonas marginales, es puesto en ese casillero y automáticamente baja la tasa de homicidios. Es otra maniobra como la de las riñas”.
La idea es clara y la tergiversación de las cifras, evidente. Por eso la filósofa y ensayista sentenció: “es el INDEC del sistema penal”.