La ex secretaria de Seguridad nacional y actual fiscal Cristina Caamaño le había dicho a Infobae que “Marcos”, el capo más poderoso del país, vivía en Nordelta. Pero resultó ser vecino del Ministro de Seguridad bonaerense en un barrio privado de Ezeiza.
En Argentina, los jefes narcos pueden vivir a escasos metros de los funcionarios encargados de combatirlos. Así lo demuestra el caso del peruano Marco Antonio Estrada González -alias Marcos-, y el ministro de Seguridad bonaerense, Alejandro Granados. Curiosamente, ambos son vecinos del country “La Celia”, un barrio exclusivo ubicado en un ramal de la autopista Ricchieri, a la altura del kilómetro 25, en Ezeiza.
Marcos quedó en el centro de la atención luego de que un ex asesor del Ministerio de Seguridad, Jorge Rodríguez, denunciara el mes pasado que el clan Estrada González tiene diez laboratorios de cocaína en una zona liberada de la villa 1-11-14, en el Bajo Flores porteño.
Por esos días, Rodríguez le dijo a Infobae que a Marcos le habían concedido el beneficio de la prisión domiciliaria que y que “vive en un lujoso country de Ezeiza, desde donde sigue manejando los negocios”. Pero una de las ex jefas de Rodríguez desmintió la información. Se trata de la ex secretaria de Seguridad y actual fiscal Cristina Caamaño, fervorosa militante de Justicia Legítima y famosa por reemplazar José María Campagnoli durante su suspensión.
“Actualmente Marcos vive en Nordelta (ups!!!)”, escribió Caamaño en un email a Infobae. El objetivo estaba claro: vincular al narcotráfico con el diputado nacional y precandidato a presidente Sergio Massa. Y finalmente, la maniobra de la fiscal kirchnerista quedó descubierta esta semana, cuando TN reveló que, tal como había denunciado Jorge Rodríguez, Estrada González vive en el barrio La Celia.
Sin embargo, Marcos seguiría visitando la 1-11-14. “Va a la villa dos o tres veces por semana en un convoy de 3 vehículos”, informó Rodríguez a Infobae.
A Granados le incomoda la presencia de uno de los jefes narco más pesados del país cerca de su casa. Sin embargo, poco puede hacer al respecto. Fuentes del Ministerio de Seguridad precisaron a Clarín que “la situación es totalmente ajena al ministro y quien se debe ocupar de él es la Justicia, que fue la que le otorgó la libertad condicional y la que frenó un pedido de la Dirección de Migraciones para expulsarlo del país”.
Granados era hasta hace unos días el vecino más famoso de La Celia, donde vive junto a su esposa y sus hijos desde hace 8 años. Tiene el lote más grande, un casco de estancia de una superficie diez veces mayor que la de cualquiera de los otros propietarios. En ese micromundo, cuando era intendente de Ezeiza llegó a ser víctima de un asalto que despertó polémica, ya que repelió a los ladrones a punta de pistola y lamentó “no haberlos matado”. Por la falta de seguridad, llegó a pedir al municipio (es decir, a sí mismo), el enrejamiento de todo el predio.
La llegada de Estrada González al country fue posterior, en 2005, con la compra de una propiedad. Dos años después, tras un allanamiento en la villa 1-11-14 –donde ya no vivía– cayó la suegra de Marcos, Lili Lucila Enríquez Alarcón, “Doña Lili”, una ciudadana boliviana que se supone que llevaba las cuentas de la organización. Un par de días después, el capo naco se robó una avioneta en Saladillo y cruzó la frontera. Finalmente fue arrestado en Paraguay y extraditado.
La esposa de Marcos, Silvana Salazar, también vive en “La Celia”. Los dos estuvieron detenidos por la misma causa narco y fueron beneficiados por la Justicia con un juicio abreviado. Más tarde, obtuvieron el beneficio de la prisión domiciliaria para que pudiera cuidar a sus tres hijos.
Cuando fue detenido, en 2007, a Estrada lo mandaron al penal de Ezeiza. No casualmente eligió ese lugar: la cercanía de la cárcel con el country le permitía mantener un vínculo asiduo con sus socios y su mujer. Fue la Justicia federal porteña la que comprobó la existencia de un sistema de “correos personales” que funcionaba entre el barrio privado y el centro de detención, por lo que decidió revocar la prisión domiciliaria de la que gozaba Salazar. A su vez, en un allanamiento a la celda de Marcos fueron encontrados 13 teléfonos celulares, entre ellos, uno de los dos móviles satelitales que había en el país.
Aun así y con todos esos antecedentes a cuestas, entre 2013 y 2014 los esposos narcos pudieron salir de prisión. Fue posible gracias a que negociaron dos insólitos juicios abreviados en los que reconocieron su responsabilidad a cambio de magras condenas: ella, a 8 años de prisión, y él, a 10. Gracias al dos por uno y a que sus abogados les hicieron estudiar, al poco tiempo lograron la libertad condicional.
Con la libertad tutelada, el matrimonio se instaló definitivamente en el country. Hay muchas historias en torno a la familia Estrada González en la zona, desde la construcción de una pista de skate para los chicos del barrio hasta tablets que dio como souvenir en un cumpleaños que festejó su hijo menor. Algo similar había hecho en la villa 1-11-14: plazas para los chicos y viajes a Perú para los grandes. Cualquier semejanza con Pablo Escobar no es casualidad.