El efecto de la marihuana al volante.
La marihuana, al igual que otras drogas psicoactivas legales o ilegales, produce alternación del estado de consciencia. Por eso su uso está prohibido y penado por la Ley nacional de Tránsito. Los efectos que provoca en los conductores pueden ser similares a los que causa el alcohol pero, a diferencia de esta última sustancia, a través de un análisis de orina sólo puede establecerse si hubo consumo, pero no la cantidad.
“La marihuana permanece muchos días en orina. Que aparezca no quiere decir que en realidad se haya consumido antes de conducir. De cualquier manera, que dé positiva en orina, implica que puede haber manejado bajo los efectos de la marihuana”, explicó Carlos Damin, jefe de la División Toxicología del Hospital Fernández, jefe de la cátedra de toxicología de la UBA y director de Fundartox. “La marihuana produce retardo en los reflejos y dificultad para comprender situaciones de riesgo claras. Por ende, se responde también tardíamente ante esas circunstancias. Si su concentración fuera muy alta hasta puede causar ilusiones o alucinaciones”, agregó.
En la causa que se le sigue a Diego Cuevas, el joven que atropelló y mató en Haedo (ayer se confirmó que había consumido marihuana), aún no están los resultados del dosaje de alcohol en sangre. “Si además consumió alcohol o algún otro medicamento del tipo de los sedantes el efecto se potencia, con lo que es aún más grave que maneje”, sumó Damin.
“Con el alcohol se puede establecer, por ejemplo, que a partir de dos vasos aparecen la fatiga y la somnolencia, y es mayor el tiempo que se tarda en realizar una maniobra de esquive”, sostuvo Hernán de Jorge, jefe de Seguridad vial del Cesvi. “Con la marihuana, lo que se puede decir es si una persona está bajo su influencia o no lo está, pero no se puede determinar la cantidad consumida, como con el alcohol”.
En cuanto a los efectos que provoca la marihuana en un conductor y cómo afecta la seguridad vial, De Jorge explicó: “De por sí aumenta los latidos del corazón y la presión. El cuerpo ya no tiene la misma oxigenación. Además, genera problemas en el equilibrio, euforia y trastornos en el juicio. Esto último, por ejemplo, hace que se tarde más tiempo en decidir si hay que pisar el freno. En cuanto a la euforia, la persona hace cualquier cosa pensando que está bien. Los efectos, además, dependen de la cada uno, de cuántas horas hace que consumió o si se mezcla con otro elemento como el alcohol”.