La investigación tecnológica aplicada a las necesidades de la ciencia han crecido notablemente. Desde un exoesqueleto que permitiría mantenerse erguidos a los cuadripléjicos, hasta un mecanismo sencillo para suturar heridas. El repaso por los principales avances.
La historia se desarrolla en Tel Aviv. El protagonista es Radi, un joven soldado con una herida de guerra que no sólo interrumpió su ascenso en el ejercito israelí, sino que cambió su vida para siempre. Cuando pudo recuperarse, se encontró cuadripléjico y se sometió a un tratamiento de rehabilitación en el Centro Médico Sheba de esa ciudad, donde hay 2.000 camas especializadas en la atención del trauma.
Sin embargo, en unos días y gracias a la ayuda de un dispositivo robótico que comprende un exoesqueleto motorizado, una batería y una red de sensores, Radi podrá participar en el maratón de Tel Aviv. No correrá: sólo quiere probar que con la ayuda de ese mecanismo puede mantenerse erguido, mirar a otras personas frente a frente y caminar a una velocidad que no supera los 0,6 metros por minuto.
Este exoesqueleto tiene el nombre comercial de ReWalk, y es sólo uno de los desarrollos que han llevado adelante en este pequeño país para jugar el papel protagónico en el diseño de una nueva generación de tecnologías para la salud. Sus innovaciones hasta el momento abarcan campos como la cirugía y los estudios no invasivos, así como también la computarización de registros hospitalarios, la telemedicina, las imágenes digitales, el equipamiento quirúrgico, los kits diagnósticos y los equipos de rehabilitación.
Gil Rieder, director del Departamento de Ciencias de la Vida del Instituto, destacó que “ Israel ocupa uno de los primeros puestos en el ranking mundial de innovación por su número de patentes por habitante”.
Estos desarrollos que tienen que ver con distintos aspectos de la salud representan avances en tecnologías ya conocidas, como el caso del ETView, una modificación del concepto original del broncoscopio tradicional y al que no sólo transformaron en portátil, sino que también le agregaron utilidades como adosarle una cámara de video con dos pequeñísimas lámparas LED para iluminar el interior del órgano: “Fue aprobado por la FDA el año pasado y ya vendimos 50.000 unidades”, dijo Israel Lax, de Vivasight, la incubadora tecnológica que lo ideó.
Entre las principales innovaciones del mercado, Tal Frieman, de Medinol, empresa experta en stents, presentó Piculet, un catéter vibrante que permite perforar la placa de colesterol y tratar la oclusión crónica que a veces se localiza en arterias periféricas. La compañía Step Of Mind, por ejemplo, se basó en investigaciones de la doctora Simona Bar Haim, de la Universidad Ben Gurion, que muestran que el cerebro se “fortalece” cuando responde a situaciones inesperadas. Con esta idea en mente, diseñaron un par de zapatillas montadas en plataformas con pistones que se inclinan hacia un lado o el otro según un programa especial para cada paciente, y que de ese modo estimularían la rehabilitación de personas que padecieron trauma o ataque cerebral, y hasta ayudarían a prevenir las caídas en los mayores de 65 que ven declinar su equilibrio. Asher Peretz aseguró que los estudios clínicos indican que 22 sesiones de una hora, dos o tres veces por semana, logran mejorías.
La compañía Neuronix intenta mitigar el mal de Alzheimer y proponen la estimulación magnética transcraneal combinada con un tratamiento cognitivo. Este método despertó controversias y, si bien es preliminar, se asegura que los pacientes hablan más, se mantienen más activos, encuentran las habitaciones de su casa, se movilizan por el vecindario e incluso juegan con sus nietos.
Inovytec Medical ha creado un desfibrilador automático que incorpora una larga lista de funciones: está conectado con un centro de emergencias y le transmite sus registros de uso periódicamente (indicando, por ejemplo, cuándo es necesario reemplazar la batería), instruye al usuario a través de audio y video e integra la desfibrilación y la terapia de oxígeno.
La investigación más sorprendente es TopClosure, una aplicación revolucionaria para cirugía de trauma y heridas crónicas: “Muchas veces tenemos el problema de que falta piel como para realizar una sutura apropiada. Es como un cierre: se colocan dos bandas plásticas especialmente diseñadas, que se van aproximando con una cinta dentada. No duele absolutamente nada y reduce increíblemente la cicatriz, porque se puede utilizar hilo de sutura mucho más fino. Debería estar en cada quirófano, en cada barco…”, explicó el cirujano plástico y profesor de la Universidad Bal Ilan Moris Topaz, quien creó el sistema.