Casi la mitad de la población se resiste a realizarse chequeos médicos porque no querer visitar al médico y subestimar la importancia de los controles periódicos. Sin embargo, estos exámenes son clave para la detección temprana de enfermedades.
A la hora de cuidar la salud y prevenir enfermedades, más de las mitad de los argentinos, el 54,2%, dan el presente todos los años para realizarse exámenes clínicos. El resto son más reacios: el 23,9% los cumple algunos años y el 21,4%, casi nunca. Es decir que casi la mitad de la gente le escapa al consultorio.
Los datos surgen de un estudio de la Secretaría de Investigaciones de la Universidad Siglo 21, que encuestó a 905 personas de ambos sexos, de entre 20 y 60 años, residentes en Buenos Aires y ciudades del interior. Los investigadores observaron que las mujeres son más constantes: el 61,8% se realiza los controles año tras año, contra el 47,3% de los varones.
Para Margarita Rosa Gaset, presidenta de la Sociedad de Medicina Interna de Buenos Aires, cumplir con el hábito del chequeo médico depende “de la pauta cultural del paciente y de la accesibilidad que tenga al sistema de salud”. Sostiene que es más común que la mujer mantenga la rutina “porque está acostumbrada a los exámenes ginecológicos”.
Su colega Adolfo Wachs, jefe de la División Clínica Médica del Hospital Argerich, advierte que es difícil generalizar cuando se trata de hábitos, y opina que el hecho de que “el 45% de las personas que no cumpla con los controles tiene que ver con la facilidad de la población al acceso del sistema de salud”. Y subraya que tener que sacar un turno a horas insólitas y esperar meses para ser atendido, no ayuda, con lo cual, “cuanto más acceso a la salud, más consulta la gente”.
La encuesta universitaria indagó en los motivos por los cuales los participantes no iban al médico regularmente. La mayoría alegó la insignificancia que le asignaba a algunas enfermedades, la falta de tiempo y el disgusto que les generaba pisar un consultorio. ¿Por qué es importante cumplir con la rutina de los controles? Adrián Cruciani, profesor titular de Medicina Interna de la Universidad Abierta Interamericana, resalta que el examen periódico es clave para detectar a tiempo ciertos tipos de cáncer y factores de riesgo. “La evidencia indica que los estudios mamarios o ginecológicos, el test de detección de sangre oculta en materia fecal o la colonoscopia a partir de cierta edad, son predictivos de un futuro cáncer. Ayudan a prevenirlo”, señala. Y agrega que examinar los lípidos en sangre (el colesterol, esencialmente) puede detectar anormalidades en jóvenes sin síntomas, que en el futuro pueden desarrollar una enfermedad cardíaca. Y que la revisión anual de la presión arterial, indicada si el paciente sobrepasa ciertos valores, también contribuye a descubrir problemas cardíacos a tiempo.
La buena noticia es que más de la mitad de los encuestados, casi el 55%, refirió contar con un médico de cabecera. Casualmente, resultaron ser quienes consultaban con mayor frecuencia ante un problema de salud. “Creo que a nadie le gusta la situación de la visita médica, pero si conocés al profesional y tenés una buena relación, se vuelve más cómodo. Cuando se consigue la empatía entre el médico y el paciente, los resultados son muy buenos”, asegura Gaset.
“Quien tiene un médico de cabecera, tiene la posibilidad de ser cuidado apropiadamente”, resalta Karin Kopitowski, jefa del Servicio de Medicina Familiar y Comunitaria del Hospital Italiano de Buenos Aires. Explica que más que un “chequeo estandarizado”, el pedido de estudios clínicos debe depender del “encuentro de diálogo entre médico y paciente”. Wachs coincide y enfatiza que “cada persona es un individuo y debe ser atendido como tal. La solicitud de estudios debe seguir a un interrogatorio y examen físico adecuado”. Según la médica del Italiano, el foco no debería estar puesto exclusivamente en los estudios sino en el vínculo con el médico referente o de cabecera, cuyo conocimiento de la persona “vale más que cualquier examen”.