La mitad de los habitantes de las grandes ciudades brasileñas cree que “el delincuente bueno es el delincuente muerto”, muestra una encuesta de Datafolha.
El instituto Datafolha entrevistó a 1307 personas en 84 ciudades con más de 100.000 habitantes.
Ante la pregunta de si los buenos delincuentes son los delincuentes muertos, un 50% dijo que estaba de acuerdo con la afirmación, un 45% indicó que no estaba de acuerdo y el resto no respondió o dijo que no estaba ni a favor ni en contra de la pregunta.
Como la encuesta tiene un margen de error de tres puntos porcentuales, hay empate técnico y el sondeo muestra que la sociedad brasileña está dividida.
Para el sociólogo Renato Sérgio de Lima, vicepresidente del Foro Brasileño de Seguridad Pública, esa división que hay en el país es una buena señal.
“Como el vaso está medio lleno y medio vacío, la mitad de la población brasileña está en contra [de la afirmación], eso puede ser visto como una ventana para la construcción de políticas públicas. Hay espacio para el cambio”.
El cambio primordial para Lima tiene que darse en el sistema policial, que privilegia el enfrentamiento con los criminales y la confrontación violenta.
El resultado de la encuesta refuerza la sensación de especialistas del área de que la sociedad es tolerante con el asesinato de sospechosos por parte de agentes de la policía – policías militares y policías civiles mataron a por lo menos 3022 personas en el país en 2014-.
El defensor de la policía de São Paulo, Julio Cesar Fernandes Neves, indicó que esa porción de los brasileños que defiende al “delincuente muerto” fomenta la letalidad de las fuerzas policiales.
El efecto perverso de este tipo de acciones está tanto en los crímenes provocados por agentes de la policía, así como en sus muertes: en 2014, fueron asesinados 398 policías.