La imagen de la mujer con vestido rojo se convirtió en un símbolo para las manifestantes turcas.
Con su vestido rojo veraniego de algodón, collar y bolso blanco colgado al hombro, la imagen de la mujer y el policía que le tira gas lacrimogeno recorrió las redes sociales, fue impresa y distribuida por las calles en carteles y pegatinas. Rápidamente, se convirtió en un icono para las mujeres que protestan en las violentas manifestaciones contra el Gobierno en Estambul.
“Esa foto simboliza la esencia de esta protesta”, dice Esra, una estudiante de Matemáticas que se encontraba en el barrio de Besiktas, cerca del estrecho del Bósforo, uno de los epicentros de las protestas de esta semana. En uno de los carteles pegado en las paredes de la ciudad, la mujer aparece mucho más grande que el policía. “Cuanto más gas nos lanzáis, más grandes nos volvemos“, reza el eslogan que acompaña a la imagen.
Tanto Estados Unidos como la Unión Europea, además de grupos de defensa de los Derechos Humanos, expresaron su preocupación por cómo la policía turca arremete contra las personas durante las protestas. El primer ministro Recep Tayip Erdogan descalificó a los manifestantes de extremistas “que viven codo con codo con el terrorismo”. Si bien se vio a otros participantes con máscaras y ropas más combativas lanzando piedras, fue mucho más notable el gran número de mujeres jóvenes en Besiktas y en la plaza Taksim durante la noche del viernes. llevaban pañuelos alrededor de sus cuellos, gafas de natación y mascarillas para protegerse del gas lacrimógeno. Esra, Hasine y Secil permanecían en el distrito de Besikitas en la tarde del lunes, junto a otro grupo de personas mayores. Las tres pertenecen a la élite de chicas jóvenes y educadas que creen que tienen algo que perder en la Turquía de Erdogan. Temen la promoción del velo islámico, símbolo de la piedad femenina. “Respeto a las mujeres que llevan velo, están en su derecho, pero yo también quiero que mis derechos sean protegidos”, declaró Esra. Y agregó: “no soy de izquierdas ni tampoco anti capitalista. Quiero ser una mujer de negocios y vivir en una Turquía libre”. Por su parte, Hasine, estudiante de Química, aseguró que “Erdogan dice que el 50 por ciento de la gente votó por él. Estoy aquí para mostrar mi pertenencia al otro 50 por ciento, la mitad de la población a la que él no ha respetado, esos a los que intenta aplastar. Quiero tener un futuro en Turquía, una carrera, ser libre para vivir mi vida. Pero todo eso está en peligro. Quiero que Erdogan lo entienda“.
Erdogan, niega tener intenciones de islamizar Turquía. Y alega que las nuevas leyes sobre el alcohol pretenden proteger la salud, desvinculándolas de cualquier motivo religioso. “Claro que estoy nerviosa y que sé que podría estar en peligro aquí. Pero para mí no hay nada tan peligroso como perder la República Turca, sus libertades y su espíritu”, expresó la estudiante de Economía de 23 años, Bursa, cuyos padres apoyan su protesta.