En vez de aterrizar sobre un asteroide, la NASA pretende capturar uno en pleno espacio y traerlo hasta la Tierra para investigarlo mejor. Esta misión se anunciará el próximo 10 de abril, cuando se defina el presupuesto del que dispondrá el proyecto.
“El presupuesto solicitado por la NASA para 2014 incluye una partida para una nueva misión que consiste en encontrar un pequeño asteroide, capturarlo con una nave robotizada y ponerlo al alcance de los astronautas en algún lugar cercano a la Luna”, publicó la revista Aviation Week and Space Technology.
El Instituto Keck de Estudios Espaciales, entidad adscrita al Instituto de Tecnología de California (Caltech), y adoptado después por la NASA y la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca, tuvo la idea de realizar este proyecto hace un año. Incluso, el presidente Obama había anunciado que en el año 2025 enviaría una nave tripulada para que un grupo de astronautas aterrice en un asteroide. Pero hasta ahora la misión ha resultado muy cara.
Sin embargo, traer un asteroide sería algo técnicamente posible y no tan costoso. Los puntos de Lagrange son las cinco posiciones de un sistema orbital en que las fuerzas gravitatorias de dos cuerpos se equilibran, de modo que un objeto pequeño puede mantenerse estacionario con respecto a los dos más grandes. EML2, situado sobre la cara oculta de nuestro satélite, es uno de esos cinco puntos gravitatorios privilegiados del sistema Tierra-Luna. Desde allí, la NASA pretende traer el asteroide.
Para los expertos del Instituto Keck, remolcar un asteroide de unos siete metros y 500.000 kg. de peso tendría un costo aproximado de 2.650 millones de dólares. Para ello se utilizarían impulsores eléctricos y de energía solar.
Además, en el informe indican que la misión no sería una amenaza para la Tierra ya que los asteroides elegidos serían del tipo C, los más comunes, con la misma densidad que una bola de barro seca. Se estima que llegaría hasta nuestro planeta a una velocidad muchísimo menor que la del asteroide que explotó en Rusia.
Según explica Paul Dimotakis, del Caltech, lo más complicado sería encontrar un asteroide adecuado, ya que se necesita una roca bastante más pequeña que las que habitualmente pasan cerca de la Tierra. Además, sería necesario calcular a la perfección sus órbitas y elegir uno que volviera a pasar cerca de nuestro planeta en el 2020, año en que se prevé que esté lista la misión.