Blaise Metreweli, primera mujer al frente de los servicios secretos británicos, es nieta de un colaborador ucraniano de las SS que participó en masacres contra judíos y partisanos durante la Segunda Guerra Mundial.

La reciente designación de Blaise Metreweli como nueva directora del MI6 -el servicio secreto exterior británico- ha destapado un pasado familiar tan inesperado como perturbador.
Su abuelo fue un notorio colaborador nazi conocido como “El Carnicero”, responsable de atrocidades durante la ocupación alemana de Ucrania en la Segunda Guerra Mundial.
Metreweli, de formación universitaria en Cambridge y con una carrera ascendente en los servicios de inteligencia británicos en Europa y Oriente Medio, se convirtió el 15 de junio en la primera mujer en liderar el MI6.
Pocos detalles se conocían hasta ahora sobre su vida personal, pero una investigación periodística ha sacado a la luz el historial criminal de su abuelo paterno, Constantine Dobrowolski, como cuenta The Telegraph.
Dobrowolski, nacido en 1906 de padre germano-polaco y madre ucraniana, fue inicialmente miembro del Ejército Rojo.
Sin embargo, su odio visceral hacia la Unión Soviética -alimentado por la ejecución de familiares aristócratas tras la Revolución de 1917- lo llevó a convertirse en un traidor.
En agosto de 1941, durante la invasión nazi de la URSS, desertó y ofreció sus servicios a las fuerzas alemanas, convirtiéndose en uno de sus informantes más activos en la región de Chernígov, en el norte de Ucrania.
Con el nombre en clave de “Agente 30”, Dobrowolski colaboró primero con una unidad de tanques de las SS implicada en masacres cerca de Kiev.
Luego organizó una fuerza policial local de 300 hombres en su distrito natal de Sosyntsia, al servicio directo de los escuadrones de la muerte nazis.
Según documentos de los archivos alemanes localizados en Friburgo, participó en redadas, asesinatos y ejecuciones masivas de judíos ucranianos, a menudo jactándose de sus crímenes en cartas a sus superiores firmadas con un “Heil Hitler”.
Dobrowolski no solo confesó haber exterminado personalmente a cientos de partisanos ucranianos, sino que, según los informes, saqueaba cadáveres y presenciaba violaciones con cinismo.
Su ascenso en la jerarquía colaboracionista le llevó a integrarse en la Geheime Feldpolizei -la policía secreta de campaña alemana- y ganarse el apodo de “El Carnicero”.
La historia familiar de Metreweli está atravesada por estos episodios. Su padre, también llamado Constantine, nació el 1 de enero de 1943 en Snovsk, Ucrania, fruto del matrimonio entre Dobrowolski y su esposa Barbara.
Cuando el frente soviético avanzó, la mujer logró huir con su hijo hacia Alemania y, tras la guerra, se establecieron en el Reino Unido.
Barbara se casó con un inmigrante georgiano en Yorkshire, y el pequeño Constantine adoptó el apellido de su padrastro: Metreweli.
Hoy, el padre de la nueva jefa del MI6 es un respetado radiólogo y veterano de las Fuerzas Armadas británicas.
Crió a Blaise y a sus hermanos en Hong Kong, sin ningún vínculo con su progenitor biológico, a quien nunca conoció ni mencionó.
La noticia ha provocado un inevitable debate sobre la carga de las herencias familiares. El Ministerio de Exteriores británico ha respondido de forma categórica: “Blaise Metreweli nunca conoció ni tuvo contacto con su abuelo paterno. Su árbol genealógico, como ocurre con muchas familias de Europa del Este, está marcado por la división y el conflicto”.
Lejos de debilitar su posición, el Gobierno británico ha defendido que es precisamente esa complejidad lo que ha fortalecido el compromiso de Metreweli con la protección de la ciudadanía y la prevención de conflictos en un mundo cada vez más dominado por Estados hostiles.
De esta forma, Blaise Metreweli inicia su mandato al frente del MI6 bajo el peso de una historia familiar devastadora, pero con el respaldo político y profesional para mirar al futuro.
Su desafío será doble: garantizar la seguridad del Reino Unido en tiempos convulsos y, al mismo tiempo, disipar cualquier sombra sobre un pasado que no eligió.