La Argentina se sumará en los próximos meses a la Nueva Ruta de la Seda, el megaproyecto de infraestructura impulsado por China, según confirmó Luis María Kreckler, el embajador de ese país en la Argentina.
La incorporación del Gobierno a los acuerdos para la implementación de La Franja y BRI (Belt and Road Initiative), conocido como la Nueva Ruta de la Seda, implica el acceso a diversos proyectos de infraestructura del gigante asiático para conectarse con el resto del planeta. El presidente de China, Xi Jinping, ya conversó de este proyecto con el mandatario Alberto Fernández.
En sus comienzos, cuando el presidente chino Xi Jinping presentó la idea en sendas cumbres en Astaná (Kazajistán) y Yakarta (Indonesia) en 2013, la propuesta se ceñía a los países vecinos, y su propósito era principalmente la construcción de infraestructuras. Pero ha ido expandiéndose geográfica y sectorialmente, a medida que ha ido creciendo la asertividad de China en el exterior. Actualmente, según Pekín, están adheridos más de cien países en todo el mundo. Y abarca casi cualquier área: tiene componentes comerciales, financieros, de seguridad y culturales. Para China, los beneficios del plan son claros: ampliar vías hacia el oeste le permite desarrollar sus regiones occidentales, más empobrecidas; estimula sus sectores industriales en momentos en los que su economía entra en una etapa de menor crecimiento; abre mercados para sus productos; facilita que otros países adopten sus estándares tecnológicos, por ejemplo en telefonía 5G; y, en general, expande su presencia e influencia internacional.
Ayer, de hechio, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, resaltó la “necesidad de trabajar en la agenda de cooperación bilateral para ampliar las enormes oportunidades que existen entre Argentina y China” al participar de la inauguración de la “Serie Especial de Matchmaking Online sobre Vino Argentino” en la 3° Exposición Internacional de Importaciones de China (CIIE). Del acto -que se realizó de forma virtual- también participaron el viceministro de Comercio chino, Wang Bingnan; el embajador de ese país en la Argentina, Zou Xiaoli; y el presidente de Bank of China Limited, Wang Jiang.
“Estamos convencidos de que China continuará demandando nuestros productos y creemos que eso abre una gran oportunidad para nuestros vinos porque Argentina es referencia a nivel mundial por la calidad de su producción”, afirmó Kulfas. El ministro subrayó, además, la importancia de “trabajar con el sector privado para abrir oportunidades para que nuestras empresas puedan posicionar sus productos en el creciente mercado interno de China y fortalecer exportaciones hoy por debajo de su potencial”.
Durante el encuentro, más de 20 empresas argentinas productoras de vino y mosto de uva mantuvieron reuniones de negocios con más de 20 importadores chinos. Según el funcionario chino, “en los primeros nueve meses de este año, a pesar del impacto de la pandemia, se logró un crecimiento del comercio bilateral, y el volumen de las exportaciones de Argentina a China alcanzó los US$ 5.200 millones, lo que representa un incremento de 8,3% en comparación con el mismo período del año anterior”. Esta será la primera experiencia de una serie de rondas más amplias que Desarrollo Productivo, el Bank of China y la Embajada china en Argentina lanzarán próximamente..
En tanto, Xiaoli afirmó que “en 2020 se ha escrito un nuevo capítulo para las relaciones bilaterales entre China y Argentina a través de la lucha conjunta contra la pandemia del Covid-19 y la superación conjunta de múltiples dificultades”. El diplomático también sostuvo que esperan que “no solamente se incremente la participación del vino argentino en el mercado chino, sino que también el vino sirva como un medio para atraer a más turistas chinos hacia Argentina”.
Hasta el momento, Chile, Uruguay y Venezuela junto con Bolivia, Ecuador, Guyana y Surinam se han adherido a la iniciativa, aunque China ha estado financiando proyectos a países de América Latina que no son miembros del BRI. Argentina, por ejemplo, es receptora de fondos chinos para una serie de importantes proyectos de infraestructura argentinos, incluidas dos plantas nucleares y una mejora de 2.500 millones de dólares de su principal red ferroviaria de carga.
Al unirse al BRI, Argentina podría desbloquear el financiamiento chino para inversiones vitales en infraestructura y transporte, energía fósil y renovable, minería, manufactura, agricultura, innovación y tecnología de la información. Esto permitiría al país cerrar las brechas de infraestructura e integrarse mejor con países como Chile, que cuenta con fuertes corredores comerciales que lo conectan con los mercados extranjeros de Asia, reduciendo así los costos logísticos y mejorando la competitividad. Esto incluye que la red óptica submarina Chile-China es potencialmente un cambio de juego, ya que esto ayudará a impulsar la interconectividad, el comercio, la inversión, así como los intercambios científicos y culturales entre América del Sur y Asia, la primera vez que esto sucederá. El cable comienza en la ciudad chilena de Valparaíso, pasa por Nueva Zelanda, Australia y la Polinesia Francesa y conecta con Shanghai.