La Organización Mundial de la Salud suele gastar en viajes unos 200 millones de dólares al año, mucho más de lo que invierte en combatir algunos de los principales problemas de salud pública, como el sida, la tuberculosis o la malaria, según documentos internos a los que tuvo acceso The Associated Press.
La agencia sanitaria de Naciones Unidas, corta de fondos, ha pedido dinero para financiar sus operaciones en crisis sanitarias de todo el mundo al mismo tiempo que tenía problemas para controlar sus gastos de viajes. A pesar de que introdujo nuevas normas para tratar de limitar su amplio presupuesto de viajes, miembros destacados de la organización se han quejado a nivel interno de que los empleados de Naciones Unidas incumplen las reglas al reservar comodidades como vuelos en clase preferente y habitaciones en hoteles de cinco estrellas.
La media anual de 201 millones de dólares que se gasta la OMS en viajes supera de lejos lo que reserva a algunos de sus programas, aunque en ocasiones esos presupuestos incluyen algunos costes de viaje.
La organización gastó el año pasado unos 71 millones de dólares para combatir el sida y la hepatitis. En cuanto a la malaria, el año pasado dedicó 61 millones de dólares. Los proyectos para hacer frente a la tuberculosis recibieron 59 millones de dólares. Aun así, algunos programas reciben financiamiento excepcional y, por ejemplo, la agencia gasta unos 450 millones de dólares al año para intentar erradicar la polio.
La directora general de la OMS, la doctora Margaret Chan, se alojó hace poco durante un viaje a Guinea Conakry en la suite presidencial del hotel Palm Camayenne. La habitación tiene un precio oficial de 900 euros (1.008 dólares) la noche. La OMS declinó indicar quién costeó el alojamiento, señalando que en ocasiones los países anfitriones pagan los hoteles de Chan.
Sin embargo, algunas voces críticas señalan que esta práctica envía un mensaje erróneo para los otros 7.000 empleados de la agencia.
“No confiamos en que la gente haga lo correcto cuando se trata de los viajes”, dijo Nick Jeffreys, director de finanzas de la OMS, durante un seminario interno sobre cuentas en septiembre de 2015, del que AP obtuvo un video.
Pese a las numerosas reglas sobre viajes de la agencia, Jeffreys dijo que los empleados “en ocasiones pueden manipular un poco su viajes. La agencia no puede estar segura de que siempre reserven el billete más barato o de que el desplazamiento fuera siquiera necesario.
“La gente no siempre sabe qué es lo correcto”, señaló.
Ian Smith, director ejecutivo de la oficina de Chan, dijo que el presidente del comité de auditoría de la OMS a menudo no hacía gran cosa para impedir las irregularidades.
“Nosotros, como organización, funcionamos en ocasiones como si las normas estuvieran para romperlas y las excepciones fueran la norma”, dijo Smith.
Antes ese año se envió un comunicado interno a Chan y otros miembros de alto nivel con el asunto “ACCIONES PARA CONTENER COSTES DE VIAJE”, todo en mayúsculas. El comunicado indicaba que el cumplimiento a la norma de que los viajes se reservaran con antelación era “muy bajo” y señaló que los países miembros de la OMS estaban presionando para que la institución recortara sus gastos.
Siempre será necesario hacer viajes, señaló el mensaje, pero “como organización debemos demostrar que somos serios a la hora de gestionarlo de forma apropiada”.
En un comunicado enviado a AP, la agencia sanitaria dijo que “la naturaleza del trabajo de la OMS requiere con frecuencia que el personal de la OMS viaje” y esos costes se han reducido un 14% respecto al año anterior, aunque el total de ese año fue excepcionalmente alto debido al brote de ébola de 2015 en África Occidental.
Sin embargo, el personal ignora abiertamente las normas.
Un análisis interno al que tuvo acceso AP en marzo determinó que sólo dos de los siete departamentos de la OMS en la sede de Ginebra cumplieron sus objetivos, y concluía que la tasa de cumplimiento de la norma de reservar los viajes con antelación era de entre el 28 y el 59%.
Desde 2013, la OMS ha pagado 803 millones de dólares en viajes. El presupuesto de la OMS, de aproximadamente 2.000 millones de dólares al año, se obtiene de aportaciones procedentes de los contribuyentes de los 194 estados miembros, con Estados Unidos como principal pagador.
Algunos expertos en salud señalaron que si bien los costes de viaje de la OMS parecen exagerados con algunas de sus partidas contra enfermedades, eso no significa necesariamente que los gastos por traslados estén inflados.
Michael Osterholm, experto en enfermedades infecciosas en la Universidad de Minnesota, ha viajado a menudo a reuniones de la OMS, en clase turista, con billetes pagados por la agencia.
“Puede que esto sólo muestre lo desviadas que están las prioridades internacionales para que la OMS reciba tan poco para estos programas contra enfermedades”, señaló.
Durante el desastre del ébola en África Occidental, los costes de viajes de la agencia se dispararon a 234 millones de dólares. Aunque la ayuda sobre el terreno de los expertos fue clave, algunos cuestionan que la agencia no pudiera reducir costes para que más fondos llegaran a África Occidental, donde los tres países afectados no podían siquiera pagar materiales básicos como botas de protección, guantes y jabón para un personal sanitario en riesgo, ni bolsas de cadáveres para las miles de personas que murieron.
“Cuando alguien se gasta la cantidad de dinero que se gasta la OMS en viajes, tiene que poder justificarlo”, señaló el doctor Ashish Jha, director del Instituto de Salud Global en la Universidad de Harvard. “No se me ocurre ninguna justificación para viajar nunca en primera clase”.