Svetlana Tikhanovskaya, de 38 años y cuyo cónyuge es un encarcelado político, ha conseguido lo que hasta hace poco se creía imposible en Belarus: hacer tambalear al oficialismo que gobierna con mano dura el país desde 1994, bajo la sombra del presidente Alexander Lukashenko. Si bien, el mandatario se asegura confiado de que las presidenciales del 9 de agosto no le arrebatarán su pasado político.
La cuenta atrás de las presidenciales bielorrusas del 9 de agosto ya ha comenzado. Desde la creación de este país en 1991, tras la caída de la Unión Soviética (URSS), los comicios no han suscitado mucha emoción, ya que siempre los ha ganado la misma figura: el presidente Alexander Lukashenko, al que algunos consideran el “último dictador de Europa”.
Más de cuarto de siglo de poder confirman el control absoluto que ejerce este político heredero de la URSS sobre la joven Belarus (Bielorrusia). Si bien, lo que podría ser una campaña más para el presidente, se ha convertido en una auténtica amenaza, encarnada en una mujer sin experiencia política, pero que ha logrado unir a toda la oposición en torno a su figura y al argumento de libertad.
Svetlana Tikhanovskaya es la inesperada rival del oficialismo y asusta entre las filas del entorno de Lukashenko. Su figura era desconocida para el partido del Gobierno, ya que emergió prácticamente de la nada. Tikhanovskaya es mujer de Sergei Tikhanovsky, un ‘youtuber’ y bloguero del país, que fue encarcelado por cuestiones políticas. Esto la indignó y decidió lanzarse a la carrera presidencial como homenaje a su marido.
Comenzó su carrera electoral con mucha discreción, y sin generar mucho ruido. No obstante, el clima de persecución política en el país hizo que todos los apoyos recayesen sobre su candidatura.
En un principio, ella no era la única candidata en la oposición. Otros nombres tenían mucha más fuerza que el suyo, pero fueron sistemáticamente eliminados del tablero de juego por el oficialismo. Valeri Tsepkalo era uno de ellos, pero la persecución y presión política le obligó a huir a Moscú. El otro nombre importante era el del banquero Víctor Babariko, quien ahora se encuentra en prisión junto a su hijo por corrupción.
Unión de la oposición a favor de Tikhanovskaya
Las candidaturas de ambos fueron automáticamente eliminadas por la Comisión Electoral Central. Mas en cuanto ambos se enteraron de la existencia de Svetlana Tikhanovskaya, decidieron apoyarla sin fisuras. Veronika Tsepkalo, esposa de Valeri, y María Kolesnikova, representante de Víctor Babariko, se convirtieron en sus compañeras de campaña y en mano derecha e izquierda de Svetlana.
Estas tres mujeres han conseguido unificar a la oposición y movilizar a un país históricamente desmovilizado y apático ante el poder de Lukashenko. Durante semanas han recorrido toda Belarus y han llenado estadios y plazas. Las principales promesas de Tikhanovskaya son amnistía para los presos políticos y convocatoria de nuevas elecciones para que se puedan presentar todos los candidatos.
El 30 de julio, la candidata reunió a más de 34.000 personas en un mitin electoral celebrado en el Parque de la Amistad de los Pueblos de Minsk, la capital del país, en el cual primaron los reclamos de cambio democrático y libertad para los presos políticos.
“No necesito el poder, pero mi esposo está preso. Tuve que esconder a mis hijos. Estoy cansada de soportar esto, estoy cansada de callar, estoy cansada de temer”, declaró la candidata durante su discurso, dedicado a su marido, detenido desde mayo pasado. A este mitin Tikhanovskaya tardó varias horas en llegar, debido a un exhaustivo control de las autoridades sobre su documentación.
Este domingo, volvió a protagonizar un acto multitudinario en una ciudad mucho más pequeña, lo que confirma que su apoyo no se reduce a los sectores más progresistas de las grandes ciudades. En la ciudad de Baránovichi, en la región de Brest, logró reunir a más de 8.000 personas.
Durante estos días clave de la campaña, la presión de Lukashenko ha aumentado y varios colaboradores de la candidata han sido detenidos. El último, Nikolái Maslovski, fue apresado durante una transmisión en directo para YouTube. “Mientras más avanzamos, menos miedo tengo”, afirmó Tikhanovskaya, como respuesta.
El oficialismo, seguro de su trayectoria presidencial
El principal ataque emitido por Lukashenko contra su rival es poner en duda que la Constitución “esté hecha para una mujer”. El presidente se ha mostrado confiado en más de una ocasión respecto al tema y cree que Belarus siempre votará a un hombre y no a una dirigente del país.
Lo cierto es que en Belarus existe un amplio y extendido machismo. Para muchas personas no es aceptable que una mujer se presente al cargo de presidenta, a pesar de que, en teoría, todo ciudadano bielorruso mayor de 35 años y sin antecedentes pueda hacerlo.
Además de eso, la represión contra la oposición se ha recrudecido a medida que la amenaza se hacía más real para la continuidad. Lukashenko se ha negado a presentarse a ninguno de los debates electorales a los que la oposición le ha pedido asistir y, tan solo dará un discurso al Parlamento y a la nación el próximo 4 de agosto para pedir, de nuevo, su voto.
A pesar de la aparente igualdad y de la tensa campaña se antoja difícil que la oposición gane los comicios. El sistema oficialista lo hace casi imposible. Se han pedido observadores internacionales en los colegios electorales, pero estos todavía no han recibido la autorización de Minsk.
La oposición ha solicitado que se instalen cámaras en los colegios electorales, pagadas por ellos mismos, para controlar que todo discurra con normalidad. Pero esta petición les ha sido denegada. A esto hay que sumar que el 22 de julio la Comisión Electoral Central limitó a cinco las personas que podrán acceder como observadores durante el día de las elecciones, y a tres durante la votación anticipada, justificando la situación de Covid-19.
La oposición reaccionó acto seguido y exigió que se diese marcha atrás, ya que esta decisión “contradice los principios básicos de las elecciones libres y democráticas”, y convierte los comicios “en un proceso totalmente cerrado y opaco”.
Las “amenazas exteriores” también ganan protagonismo
A toda la tensión política interna previa a los comicios se le ha sumado la detención de 33 rusos en el país, acusados de ser supuestos mercenarios del grupo Wagner, y que las autoridades han vinculado a la oposición.
Esto ha provocado tensiones entre el Kremlin y Minsk, ya que el primero ha exigido la liberación de sus ciudadanos y ha negado querer interferir en el desarrollo de los comicios. El representante de Moscú también expresó “gran preocupación” por el hecho de que los funcionarios consulares rusos aún no hayan podido encontrarse con los detenidos.
Desde la oposición señalan que se trata de una cortina de humo que tiene la función de distraer al electorado, haciendo pasar este incidente como un “ataque a la Patria”, para después vincularlo a la oposición.