Lo acaban de comprobar científicos argentinos y norteamericanos.
Que hace más de 200 millones de años atrás el planeta era distinto, era algo sabido. Pero ahora, un estudio de investigadores argentinos y estadounidenses encontró que nuestra región patagónica estaba más al sur del emplazamiento que actualmente tiene, y que estaba separada del continente por un mar.
Estos vestigios fueron hallados por paleontólogos del Conicet y del Departamento de Geociencias de la universidad de Wisconsin-Milwaukee (EEUU), que concentraron su trabajo en la cordillera del Chubut, donde obtuvieron muestras de invertebrados que habitaban las frías aguas marinas de entonces, hoy transformadas en montañas.
El dato fue confirmado por la paleontóloga Alejandra Pagani, investigadora del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), quien desarrolla su actividad en el Museo paleontológico Egidio Feruglio de Trelew.
“En el lugar donde actualmente está la región de Sierra de Tepuel, unos 100 kilómetros al sur de Esquel, se encontraron evidencias de invertebrados marinos que existían incluso antes que los dinosaurios, por lo que esos fósiles serían una demostración de que en ese punto había un mar que desapareció con la irrupción de la cordillera que unió a la Patagonia con el continente”, describió Pagani.
El equipo de investigadores encontró restos de braquiópodos, bivalvos, gastrópodos, corales, briozoos, crustáceos microscópicos, hyolithes, restos de trilobites, lirios de mar y escamas de peces.
Pagani inició el trabajo de investigación de campo en la década pasada, pero desde el 2012 se sumaron a la tarea becarios y estudiantes de posgrado de la universidad estadounidense, quienes se integraron al grupo de investigadores locales.
La doctora Pagani considera que “las sierras donde concentramos nuestra actividad tienen un potencial muy grande, porque hay muchas muestras de restos que demostrarían la presencia allí de invertebrados, caracoles y bivalvos, dando evidencias que allí había un mar 200 millones de años antes que los dinosaurios poblaran el mundo”.
Los restos no son comparables con invertebrados de nuestra época, porque además de haberse extinguido con el paso del tiempo, tampoco es posible cotejarlos o emparentarlos con ninguna especie que hoy esté sobre el planeta, al menos que se conozca.
“Toda esa zona -explicó la doctora en paleontología- era un inmenso mar, y creemos que estaban sometidos, en procesos geológicos de millones de años, a transgresiones o ingresiones marinas, es decir que el mar ingresaba y retrocedía según los períodos glaciares, creando una orilla de mar fluctuante”.
Se estima por otra parte que el emplazamiento de la “patagonia insular” estaba más al sur, y sometida a condiciones de temperatura extremadamente bajas.
La especialista explicó que el estudio no es “solamente la generación del conocimiento, que es una virtud en sí mismo, sino el conocer la historia de la vida y de la geología de la Tierra, porque eso nos puede ayudar a comparar períodos más recientes, incluso cuando no estaba el hombre interviniendo en la dinámica del clima, lo cual nos daría muchas pistas”.
“Hay que tener en cuenta que en tiempos del paleozoico -aclara Pagani para hacerlo más práctico- ocurrieron períodos glaciares como la era del hielo, que están claramente representadas en la orografía de la zona”.
El trabajo busca reconstruir las comunidades a lo largo del tiempo y poder compararlas con otras de la misma edad en otras regiones del mundo. “Con más campañas y estudios en la región, podremos tener una mejor idea de cómo era el mar en el pasado y entender el funcionamiento de los ecosistemas antiguos”, explicó la paleontóloga argentina.