El magnate Jeff Bezos anuncia que le acompañará al espacio la aviadora, que formó parte de un programa de mujeres astronautas en 1961, las Mercury 13, que fue vetado por las autoridades.
A comienzos de la década de los sesenta, cuando el programa espacial estadounidense estaba todavía en pañales, se lanzó un proyecto denominado Mercury 13 para probar a mujeres astronautas. Consiguieron superar todas las pruebas, incluso con mejor nota que sus compañeros, pero el Gobierno decidió dejarlas en Tierra. Entre ellas destacaba la audaz Wally Funk, pionera de la aviación, de las mejores de esta promoción cancelada por machismo de las autoridades y la NASA, como se supo posteriormente. Fue víctima del sexismo de la carrera espacial, pero ahora Funk tiene una segunda oportunidad: el magnate Jeff Bezos acaba de anunciar que Funk les acompañará a él y a su hermano en un vuelvo suborbital de su compañía Blue Origin. Funk, de 82 años, será además la persona más anciana en salir del planeta.
En una publicación en sus redes sociales, Bezos escribe: ”Nadie ha esperado más que ella”. Y en un vídeo, le plantea este escenario a Funk: “Estás en gravedad cero durante cuatro minutos, desciendes, aterrizas suavemente en la superficie del desierto, abres la compuerta y sales fuera, ¿qué es lo primero que dices?”. Y la flamante nueva astronauta exclama: “¡Cariño, es lo mejor que me ha pasado en la vida!”, y le regala un abrazo, entusiasmada. A pesar del varapalo del proyecto Mercury 13, Funk nunca renunció a convertirse en astronauta, convencida de su preparación, y siguió presentándose voluntaria desde el mismo momento en que la NASA permitió mujeres en sus vuelos espaciales. A pesar de los repetidos portazos de la agencia estadounidense, Funk lo siguió intentando y llegó a pagar 200.000 dólares a Virgin Galactic (el rival de Blue Origin) por un pasaje.
Bezos va ofreciendo con cuentagotas información sobre este vuelo suborbital, en el que saldrá de la atmósfera de la Tierra por unos minutos, pero sin llegar siquiera a dar una vuelta completa al planeta. El viaje lo organiza su compañía de cohetes espaciales, Blue Origin, y está programado para el 20 de julio. Hace dos semanas anunció que un turista espacial pujó 28 millones de dólares (casi 24 millones de euros) por sentarse en uno de los cuatro asientos que se ocuparán en el cohete New Shepard.
En el vídeo publicado por Bezos, la futura astronauta asegura: “Me encanta hacer cosas que nadie ha hecho antes”. Y cuenta que, durante las pruebas del Mercury 13, le dijeron que había superado las pruebas para astronauta mejor que nadie. Ese proyecto lo lanzó el médico aeroespacial Randy Lovelace, que ideaba las exigentes pruebas de los aspirantes a astronauta, convencido de que las mujeres tenían ventaja sobre los hombres por tamaño y peso, pero también porque demostraron más resistencia en pruebas físicas y psicológicas.
Pero en cuanto la NASA tuvo conocimiento de que ese programa estaba en marcha, exigió que se cancelara. Las astronautas no se echaron atrás y llevaron el asunto al Congreso de EE UU criticando que se las dejara fuera solo por ser mujeres. EE UU vetó a las mujeres en el espacio hasta que Sally Ride lo consiguió en 1983. En esas comparecencias ante los políticos, el astronauta John Glenn llegó a decir (años después se arrepintió): “El hecho de que las mujeres no estén en este campo es una realidad de nuestro orden social”. El vicepresidente Lyndon Johnson escribió, para cerrar definitivamente esa puerta a las mujeres: “Paremos esto ya”. Seis décadas después, no han logrado parar a Wally Funk, que volverá a hacer lo que nadie ha hecho antes: ser la primera persona en el espacio con más de 80 años. Hasta ahora, la persona de más edad en el espacio había sido, precisamente, John Glenn, que ahora quedará segundo frente a una de las Mercury 13.