El terrorista de Rambouillet visitó a dos psiquiatras en los últimos meses.
El Gobierno francés presentará este miércoles un proyecto de ley antiterrorista que incluye la ampliación del uso de algoritmos por parte de la policía para detectar a potenciales yihadistas. Esta arma tecnológica se hace cada vez más necesaria en la lucha contra el islamismo violento, como demuestra el último atentado, el pasado viernes, contra una funcionaria de la comisaría de Rambouillet, al sur de París.
El tunecino Jamel Gorchene, de 36 años, que degolló a su víctima con un cuchillo de cocina en el vestíbulo de la sede policial, no tenía antecedentes ni estaba fichado por su radicalismo. Luego se ha sabido, sin embargo, que visitaba webs extremistas y que, justo antes de su acción, había visto vídeos de cánticos religiosos que glorificaban la yihad y el martirio.
El tratamiento sistemático de los datos de conexión a ciertas webs, mediante algoritmos, debe permitir a los servicios de seguridad localizar a personas potencialmente peligrosas y hacerles un seguimiento. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, quitó importancia a los recelos éticos o jurídicos que estas prácticas puedan despertar. Darmanin recordó que “todas las grandes empresas utilizan algoritmos” con fines comerciales y sería ilógico que el Estado no lo hiciera para combatir la amenaza terrorista y proteger a sus ciudadanos.
La actual legislación ya autoriza de modo temporal los algoritmos, pero la nueva ley hará permanente esta técnica y la reforzará. Además, se extenderá a dos años –ahora solo es uno– el periodo de seguimiento y control de los condenados por terrorismo una vez han salido de prisión tras cumplir su pena.
El asesinato de la funcionaria policial ha causado mucho impacto porque demuestra que la ola yihadista que golpea Francia desde el 2015 no ha terminado. Desde el 2017, año de la llegada al poder de Emmanuel Macron, se han producido 14 atentados que han provocado 25 muertos. Según Darmanin, durante el mismo periodo han sido desarticulados 36 proyectos de atentado. Con todo, el clima de inseguridad preocupa mucho y supone un flanco débil de Macron de cara a su reelección en el 2022. La oposición conservadora lo explota y lo explotará al máximo.